Lleváis más de 15 años en activo. ¿Esperabais seguir al pie del cañón 15 años después?
Nunca hemos tenido el planteamiento de cuánto tiempo íbamos a durar, pero si hemos mantenido una gran ilusión por dedicarnos a esto. Como cualquier cosa que empiezas a hacer con 15 años, la empezamos desde la pura inconsciencia. Pero con el tiempo si que hemos visto que nos gusta y que estábamos dispuestos a asumir los sacrificios que conlleva dedicarse a la música, ya que lo que obteníamos de vuelta era satisfactorio. Nuestro crecimiento ha sido bastante orgánico, hemos abrazado lo que nos ha ido pasando. Cuando ha habido dificultades, hemos encontrados las cosas que nos gustaban y le daban sentido. Llevándolo un poco al presente, Calle Liberación (2022), nuestro último disco, nace de un momento crítico de la banda, un cambio de formación que ha servido como punto de inflexión.
Samuel, batería de Sexy Zebras desde sus inicios, abandonó la banda, y Jesús, hermano de Jose (guitarra), se hizo cargo de las baquetas. ¿Ha afectado este cambio a vuestra forma de hacer las canciones?
Muchísimo. Solo somos tres en la banda, e influyen mucho las sensibilidades de cada uno. Samu, no era solo el batería, era la pata de una mesa que se sostiene con tres patas. Cuando nos dijo que se retiraba del proyecto, tuvimos la duda de si tenía sentido continuar. Jose y yo nos dimos cuenta de que queríamos seguir haciendo canciones, todavía teníamos cosas que decirle a la gente. Todo esto influyó en la temática de Calle Liberación: el superarse, encontrar otros lugares, resolver los conflictos desde el amor. Lo que ha cambiado la entrada de Jesús ha sido incluso los roles entre nosotros. Veníamos con unos códigos de composición, de actuación y de relación ya muy viciados, y Jesús es un chicle de clorofila que nos ha hecho coger esta “calle Liberación”, afrontando una realidad súper diferente. A nivel compositivo hemos crecido, pero hemos crecido mucho más a nivel vital.
“Una Canción para Resucitar” parece una canción que os habéis escrito a vosotros mismo en un momento de dudas.
Tuvimos la duda real de si tenia sentido seguir, o montarnos otro grupo con otro nombre, porque Sexy Zebras siempre habíamos sido los tres. Pero dijimos, ¿y por qué no seguir? Sexy Zebras ya tiene una identidad, nosotros nos creíamos las canciones. Nos dimos cuenta de que el proyecto podía continuar si le dábamos un nuevo sentido. Hay muchas canciones dentro del disco que nos hemos escrito a nosotros mismos. Escribir este disco me ha hecho mejor. Cuando te sientas a escribir te puedes dar cuenta de que a lo mejor estás escribiendo desde el odio, cuando podrías estar escribiendo desde el amor o el perdón. Las canciones de este disco nos han desnudado, purificado y liberado.
El próximo 2 de de febrero tocáis en La Rivera como parte del festival Inverfest ¿Qué puede esperar el público de este concierto?
Nuestra última experiencia en Madrid fue un concierto en el Ocho y Medio que fue genial. Somos vasos comunicantes del público, y nos parecía una locura meternos en La Riviera, pero va genial y lo vamos a vender todo. Así que estamos tomando este concierto como algo especial. Vamos a hacer un espectáculo de luces, que nunca lo hemos hecho, el setlist está más trabajado que nunca, hemos incorporado canciones que no tocábamos hace tiempo, vamos a tocar los nuevos singles y otro tema que va a salir en estas semanas que es un cañón. También tenemos la ilusión de, probablemente grabar disco en directo, quizás vengan algunas colaboraciones, y así captar ese momento tan especial de crecimiento y resurgimiento.
Sois una banda con un directo muy potente. ¿Cómo os influye anímicamente tocar en una sala con el público a escasos metros?
Como fan, me mola el concepto sala. He ido a conciertos en La Riviera o al Ocho y Medio, y ves la cara de la gente, cómo sudan las paredes, y tengo una sensación muy cercana. Y eso para un concierto es fundamental. Si es verdad que La Riviera es una sala muy tocha, tengo un poco de cague todavía (risas). Pero si tengo la sensación de que se va a generar esa sensación de cercanía, pero a lo grande. Tenemos muchas ganas. Empezar en Costello [actualmente Cadavra Club] o en El Sol es la leche. Recuerdo ir hace 5 o 6 años a ver a Siroco a Khruangbin, que es una banda de música instrumental que me encanta, y ahora es una banda gigante. Les ví en el último Noches del Botánico, pero el recuerdo que me va a quedar siempre va a ser el del concierto de Siroco, porque nunca les voy a volver a ver en esas condiciones.
¿Qué canción de Calle Liberación os motiva especialmente tocar en los conciertos?
Hemos tenido mucha suerte con este disco porque a la gente le gusta mucho. Me flipan nuestros hits anteriores, son muy “adrenalínicos” y han pasado a compartir un lugar importante en el setlist con las que la gente canta y tienen otra energía. Te lo voy a adelantar: en La Riviera vamos a empezar con “Bailaremos”. Es una canción que llegó muy al final, nos pasó un poco desapercibida durante el disco, y ya vemos que produce ese fenómeno extraño que ha pasado con este disco, con el que la gente, aparte de pegarse, también canta. Por eso, me voy a quedar con ella. Se ha convertido en una declaración de intenciones de que nos vamos a quedar aquí, que cuando pensábamos que llegaba la muerte de Sexy Zebras, resultó ser solo otro principio.
Uno de vuestros últimos temas está dedicado al músico argentino Charly García, ¿echáis en falta que haya más sinergia musical entre el rock español y el latinoamericano?
Hemos viajado un montón a México y empezamos tocando como si fuéramos una banda de allí, tocando en los sitios más cutres porque no llegamos siendo una banda asentada en España, nos tiramos en la piscina. Nos dimos cuenta de que ellos consumen mucho más la música española que nosotros la latinoamericana. Hay grandes bandas de rock mexicano y argentino, por ejemplo, y somos unos grandes desconocedores aquí. Nuestro mánager fue el que me enseñó a Charly García hace unos años y me volvió loco. Me parece que aquí tenemos cierto rechazo a la música de allí y es tan buena o más que la nuestra. La canción era un puro tributo a Charly, pero yo creo que deberíamos hacer esa labor, o que el algoritmo de Spotify nos presente a muchos más músicos como él (risas).
Calle Liberación, nombre de la calle donde os criasteis en el barrio de Hortaleza, ha sido una vuelta a los orígenes. ¿Qué ha cambiado en Sexy Zebras en todo este tiempo?
Guardamos una intención desde el principio: aquí somos amigos y esto funciona siempre y cuando sigamos yendo al local con las mismas ganas. Pero realmente, todo lo demás ha cambiado. Como el hecho de que podamos prever un año entero de conciertos. Pero lo esencial, se ha mantenido. El porqué seguimos haciendo música, el cómo los discos son fotografías de las cosas que nos pasan, todo lo que nos representa y el seguir siendo creíbles para nosotros mismos, esa es la esencia.