Además de co-fundadora, eres directora artística de Teatro Flamenco Madrid. ¿Qué tiene que tener un artista para que te encandile y termine actuando en vuestro escenario?
Principalmente, para traer a alguien a “mi casa”, porque considero Teatro Flamenco mi casa, me preocupo por la calidad humana de la persona. Creo que esto es imprescindible a la hora de transmitir emociones y energía sobre un escenario. La calidad humana determina la sinergia que se crea durante la actuación con los artistas. Un artista no sólo depende de él mismo, sino también de lo que se rodea.
Por supuesto, me fijo en la calidad artística, que tenga valor, y la capacidad para encajar en nuestra propuesta. También me fijo mucho en la proyección, en el carisma del artista. Qué proyecta, qué peso, qué imagen tiene en el escenario, qué percibe la gente, qué percibo yo. Me tiene que mover una verdad, una presencia, no un copia y pega. Me interesa conocer su verdad, su flamencura profunda.
Y, por supuesto, su propuesta personal. Cada artista tiene su propio argumento y su propia historia que contar. Y creo que es un conjunto de todo lo comentado anteriormente: de su carisma, de su capacidad artística y de su calidad humana. Todo ello va cogido de la mano.
Tuvistéis sobre el escenario a la bailaora Guadalupe Torres, y el sábado 30 de marzo actuará LUCIA RUIBAL , como parte de la programación de Mujeres en Vivo 2024. ¿Qué destacarías del baile de cada una de ellas?
Guadalupe Torres es una artista con una enjundia flamenca muy fuerte, con gran peso en el escenario. Es de Madrid, de una generación anterior, por ejemplo, a Paula Comitre. Ha estado con muchísimos artistas como María Pagés o Rubén Olmo, ha participado en infinidad de producciones con artistas como Miguel Poveda, y tiene muchísimos premios. Guadalupe es veteranía y seguridad. Me encanta de ella su peso, su serenidad, su majestuosidad. Ha sido madre, y eso te saca más fondo todavía. Tiene mucha sabiduría y mucho control, lleva toda la vida trabajando en los tablaos, sabe escuchar el cante, y técnicamente es muy depurada. Tiene una profesionalidad absoluta. Para mí, es la bailaora por excelencia. Me transmite paz interior, tranquilidad, bienestar, y una flamencura increíble.
Paula Comitre, es una bailaora muy joven, de las generaciones más recientes. Es de Sevilla, la tierra del arte. Con veintipico años ya ha llegado a lugares indiscutibles. Es evidente su juventud y su frescura bailando. Su propuesta es actual y muy del flamenco que nos viene, de futuro. Como es propio en su generación, domina la técnica perfectamente. Ella es muy rica en técnica con elementos como la bata de cola o el mantón. Ha pertenecido al ballet andaluz y también tiene muchos premios: Revelación del Festival de Jerez, Revelación y Giraldillo de la Bienal de Sevilla..Para mí es una promesa, un presente, y un futuro de este arte.
¿Consideras que el ser bailaora te ayuda a la hora de desarrollar tu trabajo?
Por supuesto, me ayuda muchísimo. Sigo siendo artista en activo, conozco la disciplina, y es lo que llevo haciendo toda mi vida. Conozco sus entrañas, lo que se traduce a que sé ver quien es válido y quien no. Veo por quién merece la pena apostar. Cabe tener en cuenta, que nosotros arriesgamos también mucho al abrirle la puerta a un artista. Cada cual tiene que defender su posición, pero abrir nuestra puerta, siempre es una apuesta arriesgada, y hay que saber ver más allá. Mi experiencia me ayuda a comprender totalmente al artista, y ver qué se cuece dentro de él para prever el resultado que va a dar y si va a cumplir el perfil. También me gusta mucho compartir con el artista nuestra historia, contarle nuestro proyecto, y que el artista se sienta bien, a gusto, con nuestra propuesta.
¿Cómo nace Teatro Flamenco Madrid? ¿Qué nuevos proyectos estáis desarrollando?
Teatro Flamenco Madrid nace en 2017, de la mano de Javier Andrade, con el objetivo de fomentar la cultura flamenca, tras desarrollar el proyecto de la compañía flamenca Alhama en Alemania, en la que, mi marido, el guitarrista Antonio Andrade -hermano de Javier-, llevaba la parte artística. La andadura de Teatro Flamenco a lo largo de estos años es muy positiva gracias a al auge de la escena flamenca actual y la demanda del flamenco a nivel nacional e internacional.
La idea inicial fue abrir un Teatro Flamenco en Málaga, puesto que yo soy de Málaga y la demanda aquí es muy alta, ya que durante muchísimos años no ha habido lugares para ver flamenco. Sin embargo, por la dificultad para encontrar un local con licencia para música en vivo, se ha terminado convirtiendo en uno de nuestros proyectos más recientes y hemos abierto Teatro Flamenco Málaga Club ahora, en diciembre de 2023. Eso hizo que en 2017 apostáramos por Madrid como primera opción al ser la capital, entrando en el Teatro Alfil. A día de hoy, Madrid se ha convertido en nuestra base, allí surge todo, y estamos eternamente agradecidos a Madrid porque fue nuestro sueño, nos ha dado muchísimas satisfacciones y siempre lo llevamos en el corazón. Ahora estamos desarrollando el LAB, un espacio abierto para nuevos proyectos e iniciativas. Para que el artista pueda exponer su proyecto personal. Y también estamos estrenando las Galas Flamencas, paralelamente al espectáculo diario Emociones, con un artista invitado cada mes.
Como mujer que conoce el funcionamiento de los conciertos y espectáculos desde dentro, ¿cuán importante es impulsar iniciativas como Mujeres en Vivo?
Me parece un proyecto fantástico, en el que se visibiliza a la mujer trabajadora como artista. Cómo compaginar la faceta artística con la parte personal, sobre todo para las que somos madres. Yo no puedo dejar de ser madre ni dejar de ser artista. En mi caso, creo que soy mejor artista al ser madre, ha sido un valor añadido. Gracias a este tipo de iniciativas se da a las mujeres artistas su merecido lugar, en un camino muy bonito.
¿Recuerdas alguna actuación de manera especial? De los que has vivido en el Teatro Flamenco Madrid como público.
Para mí nuestro espectáculo estrella, los Domingos de Vermut y Potaje con Maui. Una producción propia de Teatro Flamenco Madrid, que lleva ya 5 o 6 años de rodaje. Y me parece increíble, nunca me canso de verlo. Siempre encuentras un guiño diferente. Es un espectáculo completamente redondo, con guiño a nuestra cultura: combina el humor total con el flamenco, tiene tradición culinaria, entrevistas, todo eso unido. Para colmo el espectador tiene a la entrada un vermut de bienvenida y se va con una degustación de ese potaje. Un acierto absoluto en todos los sentidos.