Hace un par de décadas internet dio la vuelta por completo a la industria musical. Las principales fuentes de ingresos de los artistas se truncaron. Ya no se venden discos, y los beneficios repartidos a los músicos por las plataformas de streaming son residuales. Esto ha desembocado en que, en los últimos años, los artistas deban volcarse al directo, y éste se ha convertido en su principal fuente de ingresos. Así lo certifica el AIEstudio 2023 sociolaboral sobre los músicos en España, elaborado por la entidad de gestión AIE. Este estudio revela que el directo constituye el 73% de los ingresos de los músicos. El resto de sus ingresos proceden de los derechos de propiedad intelectual generados por el uso de su música (14%) y de la música grabada (13%).
Esta cifra pone de manifiesto la relevancia determinante de las salas de conciertos en el sector de la música. Su constante actividad y su programación incesante durante el año permite a los músicos desarrollarse en el directo y percibir ingresos de forma initerrumpida. Al contrario de lo que ocurre con el carácter estacional de los festivales y macrofestivales de verano. Un hecho que sitúa a las salas como el motor económico fundamental para el sustento de la escena y el cultivo artístico de nuevos talentos. Una red de salas, asociada a través de Madrid en Vivo, que se prodiga y promociona todos los estilos musicales velando por su preservación y la de sus intérpretes y compositores.
También es común en las salas ver a músicos que forman parte de varias bandas o formaciones. Así lo constata el estudio de AIE, que también revela que el 69% de los encuestados toca al menos en dos grupos a lo largo de un año. El 51% lo ha hecho con entre 2 y 5 grupos. El 11% con entre 6 y 10 formaciones, y el 7% en más de 10. Cifras que invitan a reflexionar sobre el estado del sector y cuán necesario es el apoyo a la música en vivo desde todos los agentes del sector, desde las instituciones, hasta el público.
