Alberto Acinas, nacido en Palencia, compagina una ya muy reconocida actividad pictórica con la sonora, que cada vez desarrolla más.
Su música se caracteriza por afrontar la tradición folclórica del centro y norte de España y en alguna medida el flamenco, pero siempre desde una perspectiva y actitud contemporáneas, con un carácter marcadamente experimental. Sus letras, por lo general autobiográficas y de carácter existencialista, están cargadas de ironía, pero también de sinceridad y poesía. Retuerce tanto el concepto del folk que lo convierte en algo revitalizador y novísimo.
En sus grabaciones y directos destacan los coros de voces “femeninas” y deshumanizadas que crea en tiempo real él mismo mediante el uso de procesadores de voz y que dotan de una tremenda personalidad a sus canciones.
Hay quien lo ha explicado así: «El ruralismo es el nuevo punk o Alberto Acinas haciendo de Palencia la cuna anti-folk» (Alan Queipo, en Notodo), y es una gran definición.