Tras todos estos años de lenta maduración, Mónica Matabuena ha encontrado el momento adecuado para publicar su disco de debut. Es ya dueña de una voz propia que le permite navegar entre composiciones originales y versiones muy particulares de standards con arrebatadora elegancia. Una voz cálida y serena como un atardecer en la playa. Una voz que enamora y arrulla, pero nunca se impone. Es luz y es guía de todos los temas, pero nunca deslumbra y deja espacio a los instrumentos que la acompañan para respirar, para que notas y texturas dialoguen, se abran para gozar en juguetonas improvisaciones y se fundan en un discurso sonoro que bebe de fuentes plenamente reconocibles y reconocidas, pero se torna único y personal en sus manos.
Hay ecos de Maria Joao, Camila Meza, Bill Frissell o Paul Motian. Hay jazz modal con aires de soleá, una balada folk escocesa, e incluso un majestuoso homenaje a la canción española en Ojos Verdes. Hay sabiduría y respeto por las raíces mezcladas con una enorme capacidad de reinvención y de sorpresa. Espléndidamente acompañada por Marco Martinez, Ander García y Miguel Benito.