Esta es la historia de una niña llamada Marta, que un día dejó su Badajoz natal con un solo sueño, ser una gran bailarina clásica. Con el paso del tiempo, consiguió alcanzar ese sueño, formando parte del Ballet de Turín, hasta que una lesión le hizo darse cuenta de que su destino no estaba entre tutús y zapatillas de baile. De esa época conserva el Tchai (por Tchaikovsky), unas piernas envidiables y un inmenso amor por el espectáculo.
El mundo perdió una gran bailarina pero, a cambio, ganó a una de las cantautoras más talentosas de su generación, que combina, como pocas, fuerza, sensibilidad, emociones y calidad musical.
(Unmagazine.com)