El desarrollo vital de Mariana Sedrano ha estado marcado desde siempre por la música tradicional y por la necesidad de comunicarse. El jazz fue la lanzadera para llevar a cabo la fusión entre la música tradicional de su tierra, el folclore latinoamericano, y otras tendencias más modernas.
La unión de lo viejo y lo nuevo, así como la enfatización de las emociones que transmiten las historias de las canciones, han sido los dos pilares a la hora de diseñar su proyecto. Tanta variedad es ordenada por un tema transversal: la dualidad de la soledad, cuya interpretación queda abierta ante la historia vital de cada una de las personas que escuchen esta propuesta. El arte, al fin y al cabo, es una de las pocas cosas que puede alcanzar los rincones más secretos de nosotros mismos.