Los han etiquetado como rock progresivo, post-rock, slowcore, math-rock… y ninguno tiene razón: su música está en erupción y contención permanente, a la vez. Tardaron casi veinte años en volver a los escenarios, tras parar en 1999 una carrera que, cinco años antes, había nacido en un sótano de Louisville, en el estado de Kentucky. Dos décadas después de que dieran su último grito, June of 44 recuperan un legado que ha marcado a toda una generación de artistas que ha capitalizado la ralentización del rock y el hardcore.