No son pocas las voces que coinciden en que Vera Fauna tiene un sello propio, aun con fuertes reminiscencias de héroes locales como Pony Bravo y paisajes sonoros que deambulan por el reggae, el blues o la psicodelia, pero sin abandonar ese hilo conductor de preciosismo lánguido. En su último disco, abandonan la alucinada parálisis melancólica que les caracterizaba para poner en primer plano lo cotidiano, lo corriente y moliente, y expresarnos a través de ello la perfecta armonía en la que se encuentran su Ying y su Yang.