En el inicio, tratan de recuperar el blues de los años 20, en el proyecto “40 acres y una mula” junto al tristemente desaparecido Monk. Tas ello, recorrieron caminos de dispersión en “Satan shoe sinners” . Ahora evolucionan a Cinnamon Place con lo más radical del pasado… unas letras perfumadas de blues, con una música para lugares escondidos, donde curar emociones, entre los ritmos hipnóticos.Tony con su experiencia en varios grupos vivos en el pasado, apuntalando el ritmo con las baquetas. Manu sosteniendo los caminos entre lo humano y los seres humanos, con su bajo mexicano y la cabeza fría. Alberto descubriendo que la emoción de las letras se puede escapar por los labios y con la guitarras hacer las canciones iguales, pero diferentes… Os haran pasar un buen rato.”