Tu primer contacto con la música a nivel profesional se produce a partir de tu participación en OT en 2018. ¿Cómo asimilas después el proceso de enfrentarte a la realidad del panorama como solista?
La salida de OT es dura porque sales siendo otra persona. A nadie en esta vida se le prepara ni para las subidas ni para las bajadas, pero mi familia siempre me ha inculcado los valores para mantener los pies en la tierra. Y a base de cosas buenas y cosas no tan buenas vas a aprendiendo a lo largo del tiempo por qué lugares no quieres volver a pasar. Yo me siento muy agradecida por la oportunidad de que me dieron. Entré con solo 18 años y el crecimiento personal es muy grande, sobre todo para mí que venía de Gáldar, un pueblo de Gran Canaria. Fue como llegar a una selva de cosas nuevas. Me llevo el crecimiento personal y saber en el punto en el que estoy y en el que quiero estar.
¿Qué está pasando en los últimos años con los artistas canarios? Primero la escena urban pegó el pelotazo con Don Patricio, Cruz Cafuné o Quevedo; pero también hay una rama de artistas que transitáis entre el pop y el folclore como Valeria Castro o tú mostrando su riqueza y musicalidad.
Canarias tiene una cultura súper rica y me enorgullece mucho que artistas de mi tierra estén creando y abriendo este camino. Un camino que no lo hace un poco fácil a los demás. Como canaria pues me gusta mucho mirar a mi alrededor y encontrarme a canarios aquí en Madrid haciendo conciertos, haciendo su propia música, y siguiendo su trayectoria. Creo que aún queda mucho por hacer en Canarias, no solo a nivel cultural, sino en general. Pero yo mantengo la esperanza en mi tierra y en que poquito a poco, se reconozca como debe reconocerse.
Precisamente, tu nuevo disco Prenderé Una Velita (2023), se puede calificar como esa mixtura de pop y folclore. ¿Cómo han influido tus orígenes a nivel lírico y musical en el álbum?
El disco evoca mucho a mi tierra. De alguna manera, deshice el camino recorrido y volví a casa para componer estas canciones y reconciliarme con Marilia que vivió allí su infancia y su adolescencia, y estar con mi familia y mis amigas de toda la vida. Todas las personas que dejan su hogar y se van a vivir a otro lugar, sufren en algún momento una especie de desarraigo. Prenderé Una Velita me ha hecho reconciliarme con esa Marilia. Me di cuenta de que nada se para aunque tu no estés. Los cumpleaños se siguen celebrando. Pero sí, Canarias está muy presente en este disco, creo que hay que llevar la tierra por delante, y eso ha quedado reflejado en las canciones.
El jueves 22 de febrero estarás presentando Prenderé Una Velita en Galileo Galilei. ¿Qué nos puedes adelantar sobre este concierto?
Muy feliz de poder arrancar la gira aquí en Madrid. De hecho, me hace mucha ilusión porque Galileo es la sala donde fui a ver uno de los primeros conciertos cuando me mudé aquí a Madrid. Y yo creo que esa Marilia de 18 años se dijo a sí misma “ojalá yo algún día tocando aquí”.5 años viviendo en esta ciudad y dos años después de componer este disco voy a presentar mis canciones en Galileo. Feliz de compartirlo con mi banda, con Pablo Seijas, Adrián Seijas, Julián Seijas, Nico Vieites y Mai Prieto. Va a ser una noche como muy de sorpresa, tanto para el público, como para mí. Se van a dar ciertos reencuentros en el escenario.
Y en cuánto al proceso de grabación del álbum, ¿qué destacarías de la aportación de Juanma Latorre (Vetusta Morla) como productor?
Juanma ha sido un regalo de la vida. No sólo a nivel artístico, también a nivel persona. Ha sido una maravilla trabajar con él. Y si algo he aprendido de este disco y de todo este proceso creativo es la importancia de rodearse de gente de buen corazón. Juanma Latorre ha sido pieza fundamental en estas canciones. Creo que les ha dado una vida nueva a todas estas letras y todas estas melodías, y ha sido muy emocionante trabajar con él.
“Tranquilo, mi corazón” parece hablar de una forma muy directa y cercana del flujo de inmigrantes entre África y Canarias. ¿Está inspirada por algún hecho concreto?
Durante la pandemia, llegó a mi pueblo un grupo de chicos de Mali, y pude compartir ciertos momentos con ellos. La canción está muy inspirada en sus relatos y su experiencia sobre su odisea hasta llegar a Canarias. Dejan muchas cosas por el camino por la búsqueda de nuevas oportunidades, y las islas para ellos son solo un lugar de paso.
Has sido una de las seleccionadas en esta edición de Girando Por Salas. ¿Qué supone para ti formar parte de #GPS14?
Ha sido muy emocionante. He hecho varios conciertos, pero esta va a ser mi primera gira oficial. Tuve la oportunidad de tocar mis canciones en Pero Para el Sol en mitad del proceso creativo, ver el feedback del público y cómo las canciones funcionaban en directo. Me siento muy agradecida a Girando Por Salas por ayudarme en mi primera gira presentando disco. Me siento muy afortunada.
Hablando de proyectos que impulsan la escena, desde Madrid en Vivo organizamos el próximo mes de marzo el ciclo Mujeres en Vivo 2024 -con más de 70 conciertos y artistas femeninas en las salas de Madrid-. ¿Cuán necesario es continuar poniendo en primer plano a las mujeres en la escena y detrás de la escena?
Parece que estamos en otro camino, y este tipo de iniciativas y movimientos me parecen muy esperanzadores. Me enorgullece mucho ver a tantas mujeres en la escena o trabajando y formando parte de la industria. Desgraciadamente hemos vivido años en los que había mucho señor en esta industria. Creo que ahora todo está apuntando más hacia la mujer, y a involucrarnos donde tenemos que estar, porque tenemos que ser reconocidas. Proyectos como Mujeres en Vivo me parecen muy inspiradores.
Tu disco se titula Prenderé Una Velita, en la canción homónima que abre el disco cantas “cuando se apaguen las luces, yo prenderé una velita”, pero en la canción que cierra el disco, “Bailo conmigo misma” cantas, “ya no prenderé otra velita”. ¿Se ha despojado Marilia Monzón de todos sus miedos con este álbum?
La verdad es que fue casi sin querer. “Bailo conmigo misma” nos pegaba para cerrar el disco y además había sido la última canción que había escrito. Y de repente, mirando la letra, nos dimos cuenta de que cuadraba perfecto. Y, por supuesto, para mí todo este disco, el sendero que he recorrido, sin duda alguna, ha sido una terapia. Ha sido despojarme un poco de todos eso miedos y todas las cosas que llevaba dentro, y que de una forma u otra necesitaba sacar. Creo que no hay forma más bonita que sacarlas y convertirlas en canciones, y que luego la gente pueda llevárselas a su propio terreno.
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