Te inicias en el baile con tan solo 4 años. ¿Qué recuerdas de esos inicios tan prematuros?
De esos inicios tan prematuros recuerdo liarme manteles en la cintura para que me arrastrasen como si fuesen batas de colas, y subirme a las cajas de leche como si fuesen un escenario, mientras escuchaba con mi madre a Lola Flores, Marifé de Triana y las copleras que a ella le gustan y veía una y otra vez las películas de Carlos Saura. Esperaba con ansia los días que tenía mis clases y que me llevasen al teatro a ver a las compañías grandes.
¿Quiénes consideras que son tus grandes maestros y maestras, y qué te has llevado de cada uno?
Tuve mis maestras desde pequeña en el Puerto. Llegó un momento clave que mientras me formaba en el Conservatorio comencé a estudiar con Miguel Ángel Heredia, y él me guio y me enseñó todo lo que me hizo falta para poder empezar a dedicarme profesionalmente al baile. Luego en Madrid seguí formándome en Amor de Dios, siendo también una guía importante en mi camino cuando llegué a la capital Guadalupe Torres. De Tasha y Ana Romero he ido aprendiendo mucho sobre la dinámica que tiene el tablao, porque recién llegada ya empezaron a darme oportunidades. Más actualmente con Mercedes de Córdoba, que formo parte de su compañía como cuerpo de baile, con grandes artistas que la acompañan. Ha sido un antes y un después poder formar parte de un espectáculo así, que rueda por los mejores festivales y teatros. A día de hoy no hay cosa que me guste más que seguir aprendiendo. En el tablao coincido con grandísimos artistas y maestros a los que admiro y de los que aprendo de forma privilegiada.
¿Qué crees que hace tu baile único?
Que me gusta mucho el cante, la guitarra, el buen compás y todo lo que pasa detrás en el cuadro. Según mi manera de sentirlo, yo le bailo y me comunico con todo eso que pasa detrás. Intento bailar según lo que me van transmitiendo, así mantengo mi baile vivo y fresco.
¿Alguna vez has temido perder “el duende”, la inspiración flamenca?
Cuando trabajamos tanto, hay veces que te cuestionas a ti misma, dudas de tus maneras, te cansas de tus recursos, y se pasa por momentos de inseguridades y miedos. Pero en un día de tablao, aunque no pase en todos los pases por supuesto, siempre ocurre algo, siempre hay conexiones, siempre pasa algo especial, y siempre se cuenta y se transmite algo. Eso para mí es el duende, por lo tanto, siempre está, aunque sea de diferente manera o en diferentes intensidades.
El próximo jueves 20 de julio estarás actuando en Cardamomo como parte del ciclo Veranos en Vivo 2023, ¿qué puede esperar el público de esta actuación?
De mi baile se puede esperar la flamencura de una tierra que la da, frescura y espontaneidad. Por supuesto que me entregaré al máximo con mis compañeros para dar lo mejor de mí y transmitir lo que yo soy y lo que tengo para dar.
¿Qué significa Madrid para ti como bailaora?
Madrid es la corte. Literal. Acoge y le da su sitio a todo el que lo merece. Si no hubiese venido aquí a seguir formándome, a ir de tablao en tablao para aprender de los compañeros y de la profesión en sí, no sería capaz de lo que hoy soy. Aquí me he hecho profesional. Y lo que me queda… En Madrid confluye todo, es como que todo tiene que pasar por aquí en algún momento.
¿Qué tiene de especial actuar en un tablao respecto a otros espacios como puede ser un teatro, o una actuación al aire libre?
Para mi gusto un tablao es lo más cercano, lo más verdadero, es la entrega, es cómo se pisa…¡lo canta todo! Es donde se ve el plumero, como se suele decir. Es muy difícil, porque está vivo, es un juego, lleno de emociones, energías y de conexiones entre todos los que estamos ahí.
