¿Cuál es vuestra relación con el jazz?
Enriquito: Empecé a tocar jazz con mi padre, con un trío en el que estaba cuando yo tenía 13 o 14 años. Se juntaban mucho para ensayar y empezaron a hacer algunos conciertos. Al poco tiempo, me sumé tocando algunos standards e improvisando un poco. Yo venía de estudiar en el conservatorio, pero ahí empecé a tantear el terreno del jazz.
Juan Medina: El flamenco y el jazz son dos estilos que se complementan muy bien. El jazz abre la armonía del flamenco, y le mete ese toque de música moderna. Y el flamenco, precisamente, le da al jazz la espontaneidad, el romanticismo y esa calle que tiene el flamenco, y que le puede faltar al jazz al ser ahora un estilo más estudioso. Cada uno le da al otro de lo que carece.
Eso se respira de alguna manera en nuestra escena, ¿no?
Si, en Madrid se ha forjado y se han unido esas música como en pocos sitios. Es el lugar de referencia de esa fusión, de los flamencos, de toda la gente de Andalucía que vino y viene a Madrid. Y de todos los jazzeros, españoles y extranjeros -cubanos, norteamericanos…-. Hay una mezcla evidente, y una fusión sincera y natural que desemboca en esas vertientes del flamenco-jazz, del latin jazz, del flamenco más latin. Es súper bonito, y el algo de lo que debemos estar orgullosos y satisfechos de que eso ocurra en Madrid desde hace ya muchos años.
Precisamente, haciendo gala de todo esto, estaréis el próximo jueves 2 de mayo en el Café Berlín tocando dentro del ciclo INTERNATIONAL JAZZ DAY 2024 organizado por Madrid en Vivo. ¿Con qué nos sorprenderéis en este concierto?
Hemos estado tocado este invierno para poquita gente en un formato íntimo, e inevitablemente vuelves a conectar con el público de una manera especial. Se generaba un ambiente especial. Y ahora vamos a cerrar ese ciclo en el Café Berlín, con la misma filosofía. Nos vamos a bajar del escenario y vamos a tocar entre el público, y además con todas las colaboraciones que hemos tenido durante el invierno, también con banda. Tendremos a Gal Maestro al contrabajo y Kike Terrón a la percusión.
Juan, tienes una especia de pinzamiento en la mano derecha que te limita el movimiento. ¿Crees que eso hace que tu toque sea único?
Juan: Seguro [risas]. El no poder girar la muñeca en la mano derecha, te limita mucho. Hay técnicas que directamente no puedes hacerlas. El rasgueo de muñeca para baile, los trémolos, alzapúa…Eso lo que te hace es buscarte otros camino inexplorados, porque no tienes otras opciones. Al final, te buscas una forma de tocar más concreta, más tuya, y profundizas en las herramientas a las que tienes acceso y te invita a descubrir.
Enriquito, aunque tu instrumento principal es la trompeta, vas a estar tocando la guitarra en este concierto, también cantas, tocas el fliscorno…haces de todo. ¿Qué te aportan esas sinergias como instrumentista?
Enriquito: Afrontas la música desde otro punto de vista. En el caso de la guitarra piensas en la armonía, vas poniendo acordes, añadiendo tensiones…y vas conociendo cómo funciona. Es un instrumento con el que vas asentando la canción o el tema que estés tocando. También tienes que encontrar un sonido que te guste, ir cogiendo un poco de los guitarristas que te gustan, e intentar ir asimilando recursos.
¿Cómo os complementáis el uno con el otro en los directos como músicos?
La complicidad es algo que se forja con los años. Nosotros nos hemos visto en muchas batallas distintas. Desde formaciones paralelas que hemos tenido como aquello años de Los Kamikazes, tocando el uno en los proyectos del otro…Y también suma lo que pasa debajo del escenario. Son las mismas vivencias las que te hacen coger esa complicidad y abrirte a la hora de hacer música y compartirla. Ese es un valor que estamos cuidando. Muchos años de amistas, que te dan mucha relajación a la hora de tocar.
Los dos siempre nos hemos tenido mucho respeto a la hora de hacer las cosas, de ensayar o de montar los proyectos. También coincidimos bastante en los gustos musicales. Desde el flamenco hasta cosas más modernas. Nos pasamos la música que vamos descubriendo, y eso genera que lleguemos a tocar juntos y poner música en común que nos gusta. A tocar cosas de músicos que admiramos, y, por supuesto, temas que hemos ido componiendo, lo nuevo que tengamos para poner en práctica. Intercambiamos opiniones y no hay luchas, eso hace que trabajar juntos sea muy fácil.
Siempre se habla del jazz y del flamenco como músicas minoritarias. ¿Es necesario aprovechar estas ocasiones, como el Día Internacional del Jazz, para reivindicarlas?
Si es de música de lo que hablamos, ahora mismo, tanto en el flamenco, como en el jazz, hay un lenguaje increíble. Y eso hay que reivindicarlo, desde luego. Son músicas que usan toda la armonía moderna, la ponen en práctica. Y en el flamenco ahora mismo hay mucho nivel, tanto en el toque, como en el baile, como el cante, y eso como cualquier cosa buena, de cualquier ámbito, hay que reivindicarlo.
Con vuestra trayectoria habéis dejado claro que ponéis la música por encima de todo. Seguramente se os han presentado caminos más fáciles, pero siempre habéis apostado por apostar por lo que creéis. ¿Qué os ha movido a ello?
La música nos ha hecho sentir cosas tan potentes, nos ha llegado tan a dentro, que le tenemos mucho respeto. Ha superado todas las capas, y nos ha hecho sentir cosas muy bonitas. La música de otra gente, a la que le tenemos mucha admiración, nos ha ayudado mucho. Nos ha generado tanto respeto, que hemos actuado en base a eso.
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