Vas a presentar en directo algunos temas nuevos como “Deseo desidia” o “Jaque a la reina”, que han visto la luz recientemente. ¿Cuál ha sido la principal fuente de inspiración de esta nueva hornada de canciones?
En concreto para estos dos temas la fuente de inspiración ha sido muy distinta: “Deseo desidia” está basada en la frustración que generan esas relaciones que, por algún motivo, no pueden soltarse sin más. La necesidad y la dependencia acaban convirtiendo la relación en un toma y daca del que uno sale como se sale de la guerra. El título es un juego entre dos palabras totalmente opuestas y a la vez hace mención a la acción de “desear la desidia”; a pesar de la amargura que conlleva, la desidia es también la llave de la liberación. El tema pretende volver divertido el dramatismo. “Jaque a la reina” es un tema de empoderamiento. En muchos de mis temas insisto en el hecho de aceptarse como uno es aunque se sea diferente. Valorarse y quererse, romper los cánones y otorgar a lo no tan aceptado, a lo disruptivo, la corona que merece.
El próximo domingo 26 lo disfrutaremos en vivo, en El Sol, como parte del ciclo AIEnRuta Artistas. y dentro del marco de Inverfest ¿Cómo afrontas este directo?
Puede que con cada bolo que llega les diga lo mismo a mis músicos: “chicos este va a ser el bolo más importante hasta ahora” [risas] supongo que se reirán por dentro ante mi seriedad. Pero realmente lo afronto como lo que es, “el más importante hasta el momento”. No sólo por tener el honor de estar dentro del Inverfest, que es toda una fantasía para mi, sino además, porque cada bolo va siendo una nueva oportunidad, un reto más grande de aforo, más público que nos va conociendo y siguiendo , voy contando con más músicos geniales, más canciones y más locas ideas. Eso hace que cada uno sea más importante que el anterior.
Solo ha pasado un año y medio desde el lanzamiento de tu primer disco, Viejas Verdes (2024). ¿Sientes que estás en un momento especialmente prolífico?
Si, la verdad, ya sea por suerte o por trabajo duro [risas]. Llevo muchos años estudiando, creándome como artista y buscando oportunidades. No se no hacer lo que sea por proliferar en las cosas que me apasionan y por las que siento vocación. Tengo un gran afán por aprender y mejorar. Eso a veces da más frutos que otras pero siempre algunas hierbitas da. Es verdad que de todas las disciplinas artísticas en las que me he desarrollado la música está siendo la más agradecida, y también en la que convergen todo lo que aprendí.
Tu proyecto tiene muchas aristas y te desenvuelves en muchas facetas artísticas como ilustradora o bailarina. ¿Estas otras disciplinas te ayudan a la hora de crear tu música?
Creo que no tiene asociación perse. Tengo un mundo interior muy profundo y un poco abrumador que necesita diferentes maneras de manifestarse. Cuando pinto observo el mundo y lo reflejo desde mi visión. Eso por algún motivo me genera paz y auto aceptación y cuando hago música lo que pretendo es resaltar lo observado, agitar, denunciar o remover. La música me parece el lenguaje del alma y es un generador emocional que penetra donde nada más penetra. La danza ha sido para mi un medio de estudio y experimentación del mundo, del cuerpo, de las emociones y su expresión física. La manera más completa que encontré de hacer corpórea la música. Si que hay en todas mis creaciones, sea cual sea la disciplina, un denominador común que es en mi caso “la provocación” en alguna de sus formas.
¿De qué manera te impulsa haber sido uno de los proyectos seleccionados del ciclo AIEnRuta Artistas?
Es todo un regalo. Una ayuda súper motivadora que me hace posible llevar el proyecto a otras provincias que sin esa ayuda me supone un riesgo económico en un momento en el que hay mucha inversión y un beneficio bastante limitado. Cualquier proyecto que nace necesita ser impulsado y apoyo para crecer. Nos posibilita que se nos vaya conociendo en más sitios y más personas. Es un privilegio y una ayuda muy importante para mi. Estoy muy agradecida con AIE.
Tu música surfea entre lo orgánico, en las canciones más rumberas y folclóricas, y lo electrónico, en los temas más hiphoperos. ¿Cómo combinas esto en el directo?
Los directos son la parte más divertida. Me encanta combinar ritmos y géneros musicales, y encontrar ese punto donde se complementan. Cuento con unos musicazos que le ponen “la sangre”, la parte más orgánica en contraposición a la potencia de los sintes y los sonidos electrónicos. Además, como buena folclórica, soy muy teatrera y me gusta mucho interpretar lo que cuento y ponerle un punto de humor a todo. Me encanta jugar con el público y que no sean observadores sino participantes en todos los sentidos.
También tus videoclips y lo audiovisual es una parte muy importante de tu proyecto.
Si absolutamente. Toda la parte estética, visual y todo el contenido en torno al proyecto tienen para mi una importancia fundamental. Al final es la suma de todas esos factores la que generan la identidad, la estética y la personalidad del proyecto. Les doy tanta importancia como a la propia música. Quiero que sea una experiencia completa lo cual supone un trabajazo brutal, sobre todo cuando tienes que manejar presupuestos bajitos y no te puedes permitir un equipo numeroso. Tengo muy claro lo que quiero contar y transmitir con cada tema por lo que me involucró hasta el fondo con el desarrollo artístico de cada pieza y cada detalle.
Cuando somos pequeños o adolescentes, nos asusta de alguna manera ser los “raros”. Cuando somos adultos, ¿nos debería asustar no serlo?
Es una de las mejores preguntas que me han hecho. Hace un tiempo observé en una app de conocer gente que todos los adultos que me crucé respondían a la pregunta que te plantea la plataforma para describirte: «¿Qué prefieres ser, raro o normal?» con un «normal». Buscaba siempre qué había contestado a esa pregunta las personas con las que parecía tener algo en común y en todas me decepcionaba un previsible “normal”.
Creo que a la gente le da miedo ser raro porque eso puede implicar no ser aceptado. Desde niños nos educan para encajar, para ser normativos, nos corrigen cualquier desviación que nos saque de lo establecido y se castiga duramente al niño que es distinto. Principalmente otros niños aprendiendo a ser “normales” y el juicio adulto disfrazado de educación. No tengo claro hasta que punto es algo de la condición humana o es algo establecido, pero se nos queda grabado en la mente el resto de la vida. Yo me di cuenta que me causaba mucho más rechazo vivir resignada a ser como los demás por ser aceptado. Lo normal es una experiencia conocida y limitada. Lo raro es también extraordinario, genera disrupción, cambio e imprevisibilidad y es fundamental para evolucionar. Esa exaltación de la rareza, de lo diferente, sin miedos ni juicios es la esencia de este proyecto.