‘CANTES MALDITOS’ (ANTONIO FERNÁNDEZ Y PEDRO DE DIOS): «En cada concierto, podemos ir a la gloria y al infierno»

El destino planificó su encuentro, y ellos han rubricado un disco que deja un poso de fango del delta del Misisipi bañado de la jondura flamenca más lúgubre. Charlamos con el guitarrista Pedro de Dios (Guadalupe Plata), que junto al cantaor granadino Antonio Fernández ha firmado 'Cantes Malditos', álbum que estarán presentando en directo el próximo jueves 13 de febrero den Clamores.

Previamente a la grabación de Cantes Malditos (Everlasting Records, 2024). ¿Cuál era tu relación con el flamenco?

Mi relación era más de escuchante y de ver, porque de tocar más bien poquito. O sea, alguna cosilla, sobre todo cuando empecé a tocar la guitarra al principio. Mi prima Lola, que ella sí que ha llegado a ser una guitarrista de flamenco, me enseñó algunas cosillas. Y por mi tío Juan también que heredé una colección de discos de esta de colección típica de flamenco que que te vienen todos los palos. Y creo que esas han sido un poco las dos fuentes que he tenido más más cercanas. Y bueno, siempre me ha gustado, lo que pasa que nunca le he dedicado pues el tiempo necesario. para ser guitarrista flamenco.

¿Cómo surge este proyecto conjunto con el cantaor Antonio Fernández?

Gracias a mi vecino, Jose, conocido aquí como ‘La Josefa’, que estaba grabando en su estudio el disco de Antonio. El guitarrista con el que estaba grabando no debía ser muy formal, y al final me dijeron que si quería ser yo el que hiciera las guitarra. Me enseñaron la grabaciones y me pareció una oportunidad buenísima. Fue como un amor a primera vista, nos juntamos a tocar, y sonaba muy bien y grabamos el disco.

¿Te dio mucho respeto enfrentarte a un repertorio flamenco?

Si, respeto en el sentido en el que uno tampoco conoce los palos en profundidad como para meterse a acompañar. Pero te vas dando cuenta de que al final es una melodía, la música es música y al final uno se puede ir metiendo ahí para acompañar. Si da respeto, pero el final soy más atrevido que respetuoso, y me puse a hacerlo. Siempre me ha gustado más el flamenco más desgarrado, más oscurillo, tirar por los palos más funestos, y si que notaba con lo que yo sé de guitarra de blues-delta, se complementaba muy bien con el género. En principio pensaba hacer un disco a guitarra y voz, solo que en este caso con la guitarra eléctrica, y así lo grabamos. Pero luego vimos que sumarle el bajo, las percusiones y la batería, hacía que crecieran muchísimo las canciones.

El próximo jueves 13 de febrero estaréis presentando Cantes Malditos en directo, en Clamores. ¿Qué podremos ver en este concierto?

Vamos con el formato completo de cuarteto, con banda, con Jose ‘La Josefa’ al bajo, Antonio Pelomono a la batería, Antonio al cante y yo con la guitarra. Tocamos el disco al completo, más algunas canciones con las que hemos ido jugando en los ensayos. También, las canciones del disco, al llevarlas al directo, y siendo flamenco, que siempre, como el blues, da espacio a la improvisación, hace que sea un espectáculo muy vivo. Antonio también tiene sus maneras al cante y lo hace único. En cada concierto, podemos ir a la gloria y al infierno.

El álbum tiene la muerte como leit motiv y explora el cariz más oscuro del flamenco, con palos más lúgubres como la soleá, la zambra, o la seguiriya. ¿Lo planteasteis así desde un principio o surgió de forma espontánea?

La verdad es que yo tengo una atracción inevitable a todo lo que es como «El Castillo de Drácula», por decirlo de alguna manera [risas]. Me gusta mucho la música que duele. Y en el flamenco me pasa igual, o sea, los los palos que más me gustan son los más oscuros. O sea, la bulería, la alegría están muy bien, yo no las repudio, en absoluto, me gustan. Pero a la hora de tocar o meterme en algún palo me tiran más esos palos que hablan más cuestiones tipo la muerte o desamor fuerte. La música que duele cuando la cuando la oyes. Entonces, ahí yo fui un poco el el que marcó el tema de hacia dónde ir y con qué tipo de canciones. No me veía haciendo alegrías, sinceramente.

A nivel sonoro, Cantes Malditos podría ser algo así como la síntesis de Los Ángeles (2017), el primer disco de Rosalía que grabó junto a Raül Refree y que también tiene la muerte como eje temático y una producción minimalista; y Omega (1996) de Morente por la potencia de la guitarra eléctrica distorsionada y el cante granadino de Antonio Fernández. ¿Sentís que habéis hecho un disco revolucionario que puede abrir un camino?

Es una revolución pequeña, pero no deja de ser una revolución si. Con todos lo experimentos que se han hecho en el flamenco desde los 60, ninguno tiene esta onda de sonidos fronterizos y reverberados. Quizá los haya y yo no los conozco. Con el blues si, ya desde Pata Negra, que a mi me encantan, pero tenía otro tipo de sonido más cercano a B. B. King, con otros matices.

La música del álbum atrapa, pero la portada también. ¿Qué nos puedes contar de ella?

Fue una casualidad. Un día me pusieron a tocar delante de este cuadro aquí en el Museo Carlos V de Granada, un cuadro de López Mezquita, un pintor costumbrista, granadino del siglo pasado. Y me quedé flipado, porque el cuadro a primera vista parece una fiesta, pero conforme empiezas a observar, te das cuenta de que es el funeral de un niño pequeño, y todo los personajes tienen una expresión de dolor. Y justo al poco tiempo surgió el proyecto con Antonio, y me pareció una relación casi inmediata. Sentí que teníamos que poner ese cuadro como fuera en la portada, porque expresa perfectamente lo que hemos hecho en el disco.

¿Hay intención de darle continuidad al proyecto o lo percibís como algo más esporádico?

Seguramente haremos un segundo volumen, si. Al final, somos vecinos, nos estamos juntando todas las semanas para echar un rato y van saliendo cosillas. Así que va a ser inevitable sacar un segundo disco. A partir de ahí, ya no sé qué pasará, pero alguna cosilla más grabaremos.

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