Después de actuar con artistas como Beyoncé y CeeLo Green, ¿qué te motivó a dar el salto a una carrera en solitario?
Siempre he estado escribiendo mis propias canciones en silencio, recogiendo ideas y soñando con el día en que pudiera estar bajo mi propio foco. Actuar con leyendas como Beyoncé fue una experiencia que me cambió la vida. Pero no hay nada como expresarte a través de tu propia música. Me encanta tocar música en general, pero cuando es mía… es magia. Estoy infinitamente agradecida de estar viviendo este sueño.
Tu música mezcla soul, funk y jazz con producción futurista. ¿Cómo definirías tu sonido y qué artistas han sido clave en tu evolución?
La gente suele compararme con Prince porque toco varios instrumentos. Pero creo que los verdaderos artistas crean algo único y propio. Prince dejó un impacto increíble en la música y la cultura, y jamás me atrevería a intentar ocupar ese lugar, solo espero honrar el legado que dejó. Estoy construyendo un sonido con raíces en el soul, impulsado por el funk y moldeado por el futuro. Artistas como Stevie Wonder, Bee Gees, Erykah Badu y Janelle Monáe me han inspirado de diferentes maneras. Pero quiero que mi sonido se sienta nuevo, algo que la gente escuche una vez y no pueda olvidar.
Vives en Madrid y tocas con músicos locales. ¿Cómo ha influido la ciudad en tu música y en tu proceso creativo?
Madrid está llena de vida, ritmo y color. Es imposible no inspirarse aquí. He conocido a músicos increíblemente talentosos y tengo muchas ganas de colaborar con aún más. La ciudad tiene una forma hermosa de hacerte sentir parte de algo. La comunidad, la energía de las calles, incluso la arquitectura, todo alimenta mi creatividad.
El 25 de julio actuarás en Moby Dick, como parte del cartel de VERANOS EN VIVO 2025. ¿Qué puede esperar el público de ese show? ¿Nos puedes adelantar algo?
¡Sí! No puedo esperar a esa noche. Mi show es una experiencia. No se trata solo de música, sino de energía, sanación y alegría. Esperen un viaje sonoro que los eleve y se quede con ustedes mucho después de la última nota. Cada ritmo sale de mi corazón, y quiero que la gente vaya sintiéndose más ligera, más viva y llena de amor.
Y estoy planeando incluir un momento íntimo, solo yo y uno de mis instrumentos. Aún no he decidido cuál, pero será algo crudo, personal y completamente desde el alma. Quiero darle al público un momento que se sienta cercano, como si estuviéramos en la misma habitación sintiendo la música juntos.
Con una perspectiva tan internacional, ¿cómo percibes la calidad musical de la escena madrileña y sus salas de conciertos?
Madrid me dejó sin palabras. Vine esperando flamenco (que me encanta), pero terminé escuchando soul, blues, funk, jazz. Todo está aquí. Me invitaron a una jam session y el ambiente fue tan acogedor, tan lleno de amor. En las salas hay verdadero hambre por la música en vivo y un profundo respeto por los artistas. Me siento afortunada de formar parte de ello.
Tocas varios instrumentos, desde teclados, hasta batería y bajo. ¿Cómo influye esa versatilidad en tu proceso de composición?
¡Sinceramente, ojalá me pudiera dividir en cinco! Tocar todos estos instrumentos me ayuda a moldear las canciones desde todos los ángulos, pero también puede ser un reto. A veces me concentro tanto en uno que olvido que estoy escribiendo como vocalista. Curiosamente, escribo mis mejores canciones con la guitarra, probablemente porque es el instrumento que menos toco. Me obliga a enfocarme en la emoción, no solo en la técnica.
¿Qué te ofrece el estudio de grabación como artista, y qué te ofrece el escenario? ¿Dónde te sientes más en casa?
Mi hogar está en el escenario. Crecí en Texas con padres que son ambos pastores, así que aprendí desde pequeña a pararme frente a la gente y elevarla. Ese intercambio de energía, ese sentimiento de dar alegría y esperanza a través de la música, lo es todo para mí.
Pero el estudio es algo completamente distinto. Cuando estoy grabando, es como si desapareciera. Ni siquiera soy consciente de mí misma. Entro en una especie de zona donde creo sin parar durante meses, y cuando salgo, casi no sé cómo hice lo que hice. Es como si me transformara por completo durante ese tiempo. El estudio me da libertad para experimentar, para convertirme en otras versiones de mí misma y dejar que la música tome el control sin límites.
Has estado actuando sin parar y lanzando nueva música en los últimos meses. ¿Cuáles son tus planes musicales para los próximos meses? ¿Tienes alguna meta a la vista?
Mi mayor objetivo en este momento es llegar a más personas con mi música—y a través de eso, ayudar a otros. Fundé el Brittani Performing Arts Center (B.P.A.C.) en 2014, justo después de enterarme del tiroteo escolar en Uvalde, Texas. Quería ir allí y ayudar, pero mi madre tenía miedo por mí y me pidió que encontrara otra manera. Fue entonces cuando me di cuenta de que podía hacer mi parte a través de la música.
B.P.A.C. es un espacio donde los niños pueden aprender música de una manera que funcione para ellos. Les da una oportunidad de expresarse—de liberar frustración, de encontrar alegría, de sentirse vistos.
Últimamente también he estado aprendiendo sobre cultivo de alimentos, porque quiero hacer más que alimentar almas—quiero ayudar a alimentar personas. Hay una frase que me encanta—Martha Stewart dijo algo así como: “Un hombre puede amarte por un año, un perro por diez, pero si plantas un jardín, te amará para siempre.” Esa idea se quedó conmigo. Quiero construir algo duradero. La música es mi herramienta, pero el amor es mi misión.
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