¿Cómo acaba un pianista de Valencia como profesor asociado de Berklee y director del Piano Flamenco Institute de Nueva York?
Pues mi aventura estadounidense comenzó en 2008 a raíz de haber conseguido una beca para estudiar allí. Después de graduarme, me mude a San Francisco siete años, y después a Nueva York, donde complete un master en 2018. Coincidiendo con unos viajes a Boston para dar unos conciertos, me llamaron del departamento de piano para dar unas masterclass, y se ve que les gusté porque me pidieron que me quedara.
Son geográficamente antagónicos, pero ¿cuán hermanados están el jazz y el flamenco en lo musical?
El jazz y el flamenco son músicas de raíz con un sinfín de influencias, pero ambos comparten ese quejío que te parte el corazón en dos cuando estás feliz y te lo arregla cuando estás triste. Es como un alcance más allá de la notación musical, ya que esta expresión no se puede escribir. Un intento de alcanzar lo divino través de la música, esto es lo comparten en común.
Tus discos giran en torno al piano, sin embargo, el próximo viernes 12 de mayo en Tempo, dentro del festival Madrid Me Gusta-San Isidro 2023, el protagonista será el órgano. ¿Cómo afrontáis este concierto de Alex Conde Super Organ Trio?
El trio nació el año pasado durante las sesiones de la sala Tempo los domingos. Hacíamos un tributo diferente cada domingo, Jimmy Smith, Lou Donaldson, Monk, Bud Powell, Lee Morgan, siempre desde el órgano como instrumento central.
El público suele huir de géneros como el jazz o el flamenco con el pretexto de que son “difíciles de entender”. ¿Es necesario entender el arte para disfrutarlo?
Hay que sentirlo y disfrutar de la comunicación y la improvisación de los artistas en el escenario. El ritmo aquí hace un factor fundamental para el público. El boogaloo es muy accesible al igual que lo es el blues.
¿Tiende el ser humano a optar por “lo fácil”? Y de ahí que gran parte de la gente solo escuche la cantinela de las radiofórmulas.
Me parece perfecto utilizar la música como un arte para producir ‘’diversión’’ o para crear canciones ‘’bonitas’’ para poner en la radio y ser la música mayoritaria. Pero haciendo esto se limita muchísimo el espectro de emociones que esta nos puede dar. Huyo de las fórmulas y clichés en ese sentido y busco representar el mayor abanico de sensaciones posible.
Miles Davis, John Coltrane o Chick Corea son algunos de los ilustres del jazz que quedaron prendados por nuestro folclore y sacaron temas e incluso discos influenciados por el flamenco. ¿En España subestimamos la riqueza de nuestra música?
El flamenco no es ni mejor ni peor que el jazz. La diferencia es que EE.UU. ha influenciado culturalmente al mundo occidental a su imagen y semejanza. De la misma manera que hoy en día el inglés como segundo idioma es absolutamente básico. El funk, jazz, hip hop e incluso el pop, viene de Estados Unidos y nosotros lo consumimos e imitamos. El flamenco es tan sofisticado o más, pero más complicado de transmitir a no ser que vengas de una familia flamenca, porque no hay material escrito. Todo lo contrario con el jazz que hay miles de libros para estudiarlo.
¿Qué significan las salas de conciertos para un músico de jazz?
Son nuestra iglesia donde comulgamos cada noche y nuestro sustento. Las salas pequeñas y medianas son el lugar donde damos forma a nuestros proyectos, donde testamos nuestras creaciones enfrente de una audiencia y donde nos inspiramos viendo y a otros artistas.
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