Las grandes casas que dieron forma a este legado —Losada, Cerreduela, Jiménez y Maya— protagonizan un ciclo en el que el flamenco más heterodoxo se mezcla con la pureza más indiscutible. Desde la energía innovadora de Casa Losada, que ensancha los límites del género sin perder su raíz, hasta el arte desbordante de Kelian Jiménez y Lucía de Pedro, cuyo baile electriza cada tablao.