La sensación que invade al nuevo espectador de The Son of Wood al finalizar un concierto es la misma que recorre a un ya conocedor de la banda antes del bolo: deseos de que empiece la música de nuevo. Una sinergia de 7 personas que siente y conoce a la perfección su creación como punto de partida perfecto para engrandecer el espectáculo cada día.
La complicidad encima delas tablas transmite la sonrisa permanente al espectador que se siente partícipe desde el minuto cero de esta experiencia de Folk/Rap. Así, la tierra está fértil para el baile de energías que componen la actuación. Un setlist cuidado y argumentado que conduce delicadamente al oyente por la narración. Momentos para empatizar y echar lágrima pero también para saltar y gritar a lo loco. El trabajo bien hecho en la composición crece al verse en directo.