¿Cómo surge esta nueva formación de Jeff Espinoza & The Gypsy Runners?
Después de no seguir con Red House quería hacer un cambio y tenía muchas canciones que quería publicar, así que empecé a trabajar en el siguiente disco. Las canciones son más intimistas, más personales, cuentan historias y quería dar un giro al sonido, es un poco más acústico. Ezequiel Navas (batería) y Manuel Bagüés (bajo) ya grabaron en mi primer disco en solitario, así que obviamente continuaron en el proyecto. He trabajado con Gonzalo Peñalosa durante años, un fantástico pianista y teclista, y mi amigo Gaby Jogeix, con el que he colaborado componiendo muchas veces y es un fabuloso guitarrista, compositor y cantante. Es el Equipo A . Es una gozada estar en el escenario con ellos, el talento es inmenso, aparte de ser grandes músicos son buena gente, lo pasamos muy bien juntos. Estoy muy contento con el resultado del disco y el sonido del grupo. Hemos grabado las canciones en directo, con toda la banda en el estudio.
¿Qué te hizo mudarte de Los Ángeles a España?
Es una larga historia. Terminé mis estudios de Psicología, ya estaba en una banda en Los Ángeles tocando mientras estudiaba y uno de los componentes se iba a España y me invitó a ir con él, tocar aquí y ver Europa. Me pareció bien, la idea era pasar unos meses con un visado temporal. Justo estaba empezando a componer mis primeras canciones. Con el tiempo seis meses se han convertido en cuarenta años. Debo estar en el Libro Guiness de los Records por las vacaciones más largas [risas].
¿Qué diferencias aprecias entre la forma de vivir la música de Estados Unidos y España?
Desde mi punto de vista, aquí estoy mucho más a gusto. El público suele ser muy entregado y muy bueno. En uno de los primeros conciertos que hicimos en Madrid había como mil personas que vinieron a escucharnos. En Los Ángeles a veces tocábamos en garitos de mala muerte para gente que estaba totalmente borracha, haciendo versiones.
¿Qué te han aportado las salas de Madrid como músico?
Para mí es como estar en casa. Siempre ha habido sitios como el Café Central, Galileo Galilei, Bogui Jazz, Clamores, y una larga lista de sitios que siempre han apostado por la música en directo. Las salas han hecho de Madrid un sitio privilegiado del mundo. Madrid es fabuloso a nivel cultural.
¿Cómo se puede hacer música americana, de raíz, en España?
Es lo que he querido hacer siempre. Buscar la raíz de la música, su profundidad. Eso abarca el folk, el country, blues, gospel. De ahí sale gente como Ry Cooder, la música de Nashville, de Nueva Orleans, el Tex Mex. Esa es la música que me interesa.
¿Qué sería de la música ahora mismo sin el blues?
Sería muy triste. No habría jazz, no habría rock and roll. El blues creció de un sentimiento muy profundo, es una parte muy importante dentro de la música norteamericana que se fue extendiendo. Aquí en España hay muy buenas bandas de blues, y vas a Alemania, a Francia e igual, y en Inglaterra es tremendo. Así que sí, sería muy triste el mundo sin el blues.
En estos estilos de raíz americana la armonía, los acordes, es prácticamente la misma en todos los temas, ¿qué consideras tú que diferencia unas canciones de otras?
Están los ritmos, y se pueden romper muchas reglas. Si escuchas un blues de Keb’ Mo’ es diferente a uno de Taj Majal o Muddy Waters. Pueden ser tres acordes pero es el feeling. Eso me recuerda a cuando le pidieron a un tipo que definiera la música country y dijo “música country es lo que suena a música country”. El blues se puede fusionar y se pueden hacer muchas cosas con él, pero ese sentimiento que transmites, la manera de cantar y tocar, define al blues. Esa es la esencia del estilo de música, lo que transmites.
Estudiaste psicología y trabajaste con niños autistas en California, ¿crees que la música puede ayudar a estos niños?
Si, estaba en un centro. No sabía si iba a seguir con ese trabajo porque estaba empezando a componer mis primeras canciones y me terminé decantando por la música. Pero si, claro que la música puede ayudar. Están haciendo muchas cosas con animales, con caballos por ejemplo. La psicología ha cambiado mucho en los últimos años y hay otros tratamientos, algunos de ellos con música. No sabes cuántas veces después de un concierto me han dicho “gracias por el concierto porque estaba un poco depre”. La música tiene esa cosa de dar algo positivo. Incluso para mí mismo, saco la guitarra, empiezo a tocar y vas canalizando tus sentimientos. Es más barato que un psicólogo siempre que no compres demasiadas guitarras [risas].
¿Qué puede esperar el público de estos dos conciertos de Jeff Espinoza & The Gypsy Runners en el Café Central?
Vamos a tocar algunas canciones del disco anterior [Gypsy Runner, 2015], unos seis temas del disco nuevo, quizá alguno más, estamos ultimando el repertorio. Queremos dar una representación de cómo es el grupo y de nuestro sonido. Estoy tocando con guitarras en afinaciones abiertas, como las que usaba Nick Drake, y eso te hace cambiar la manera de componer una canción, los voicings de la guitarra son diferentes y buscas otras melodías. En la canción “Breathe”, del nuevo disco, subí la segunda cuerda de un Si a un Do, los acordes flotan y se crea una atmósfera distinta. Durante la pandemia quería experimentar y cambié la afinación a todas mis guitarras, ha sido muy interesante y este disco ha surgido a partir de todo esto.
¿Qué nos puedes contar en primicia sobre el nuevo disco?
Se llama Breathe (“respirar”), como una de las canciones del disco. Esta canción trata de todo lo ocurrido en EE. UU. a partir de la muerte de George Floyd y la brutal represión de la policía contra las manifestaciones pacíficas. También tiene relación con el covid, por toda la gente que tuvieron que conectar a respiradores. Así que la canción habla de estos dos últimos años. Hace falta una sociedad donde poder respirar más libremente.