Estar en el otro lado da una visión más amplia del mundo en el que te mueves. El otro lado en este caso no es lo opuesto al oficio y la pasión de este jienense afincado en Madrid desde hace muchos años. Juanma Cantos empezó de músico y ha acabado ejerciendo las funciones de otro de los engranajes fundamentales para que las bandas y la escena adquieran profesionalidad. “Comencé muy joven, como casi todos los que nos dedicamos a este mundo, tocando la batería en grupos de mi tierra. Dejé el instrumento y el teclado, que también tocaba un poco, hace unos años, desgraciadamente, je,je,je, para pasarme a lo que denomino el otro lado”.
Como sucede en muchos casos estudió algo que en principio no tiene que ver con lo que luego ha centrado su vida profesional. Vio que la informática era un campo de futuro y adaptó su intuición al esfuerzo educativo. “Estudié ingeniería técnica industrial. ¡Cosas que hace uno de joven en una ciudad como Jaén!, y la verdad que no he ejercido nunca”.
La pasión se vuelve a imponer en Juanma. Por esos años de universidad además de tocar ya había acumulado algo de experiencia montando conciertos. Toda esa pasión por la música no le viene de una influencia lejana. “Vengo de una familia muy melómana. Mi padre tenía una colección increíble de vinilos. Toda mi familia es muy apasionada. Siempre se ha escuchado música en mi casa. De hecho, de niño tenía una colección inmensa de canciones infantiles. Aunque no era músico mi padre era un auténtico amante de la música y mentor de lo que es hoy mi profesión, más que eso, mi vida”.
Con esa escuela no es de extrañarse que haya tirado un tópico, el de que uno no es reconocido en su propia tierra. Juanma se hizo con el galardón especial del jurado de los IV Premios de la Música de Jaén. Un reconocimiento muy especial porque el premio es el que otorgan los compañeros expertos elegidos como jurado.
Un premio que hay que reconocer ha sido posible por el desarrollo de su trabajo fuera de su propia tierra. Su salto a Madrid fue apoyado por otro reconocido profesional del mundo de la música, con el que impulsó un proyecto de bandas por internet apoyado con el medio digital Buscamusica. “ Me subí a Madrid porque el que fuera director de la Sony, Manolo Moreno, se prejubilo y quería poder desarrollar bandas por internet. Me propuso asociarme con él. Tenía un sello con Alejo Stivel. Desde ese momento entré profesionalmente con todas las letras en el mundo de la música. Estaba en Buscamusica y comencé a hacer giras con las bandas del sello de Manolo y Alejo”.
Las oportunidades salen a los atrevidos, apasionados y trabajadores. Como no podía ser de otra manera un nuevo reto se presentó a las puertas del protagonista. “Surgió la oportunidad de ejercer como director artístico de un club de jazz. Era mi querido Boguijazz. Dick, la auténtica esencia del club, necesitaba ayuda con toda esa parte del trabajo musical del local. También me encargaba de la comunicación y relación, obviamente, con los artistas. Me fui a Estados Unidos un año y en ese periodo me encargué de la comunicación. Al volver volví a asumir todas esas responsabilidades”.
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Las personas inquietas no suelen conformarse. siempre amplían su saber y experiencia asumiendo nuevos proyectos. Otra ventana, más bien ventanal, se abrió en su vida. Girando Por Salas, el gran ciclo de ayuda a la carrera de bandas nacionales a través de los directos que cuenta con el patrocinio del Inaem, irrumpió para incluir su profesionalidad al proyecto. “Girando por Salas es el circuito estatal de músicas populares… bueno yo prefiero decir de músicas actuales, es más correcto creo yo. Llevamos la música a las salas de conciertos de toda España de todos los estilos menos de música clásica. Soy el coordinador de este circuito que es una federación de las salas para potenciar la escena involucrando a las dos partes, grupos y locales”.
Resumida su vida profesional, porque ha trabajado en una cantidad abrumadora de sitios, aún recuerda sus años como músico baterista. Esas giras con los compañeros en los que una persona por un momento te hace sentir grande con una simple confusión. “Una vez me pasó algo bastante curioso para mí por lo menos en ese momento. Iba tranquilamente por la calle y de repente una persona me para. Empieza a decirme que por favor le firme un autógrafo, que es fan mío y bla, bla, bla. Yo un poco alucinado le tuve que convencer que no era el famoso que él admiraba”.
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