Millonario es el que está sobrado de aquello que más valora y a veces, o en este mundo casi siempre, el dinero no es. “Soy un aficionado cien por cien a la música. No es un mundo para sacar millones de euros pero sí nos hace ricos en sensaciones”.
Disfrutar plenamente de lo que te rodea y saber tus límites es una de las características de la mitad de El Perro de la Parte de Atrás del Coche. Un escocés que llegó a Madrid por amor y se hizo rico. “Llevo viviendo en España 20 años. Soy de Edimburgo, Escocia, y conocí a mi mujer Inés. Fue ella la que me trajo a Madrid. Hace 16 años los dos cogimos El Perro de La Parte de Atrás del Coche. Tenía 5 años de vida. Hemos trabajado duro para hacer ruido y crearnos un público”.
Jamie Steel e Inés formaron equipo entendiendo el mejor papel que podían desempeñar cada uno. “Al principio estábamos los dos solos. Mi mujer se puso detrás de la barra porque yo no sirvo para eso, sería el más lento de Madrid, nunca me ha gustado mucho la verdad. Yo siempre he estado detrás de los platos, y además llevo la sala, lo que son pedidos, programación, con ayuda de Inés claro”.
Su experiencia y gustos musicales ya los trae incorporados del Reino Unido. “Yo vivía en Londres. Era dj, promotor, conocía la escena musical. Estaba al día de las bandas, pinchadiscos del ocio nocturno en general”.
Unos conocimientos que ha incorporado a El Perro de la Parte de Atrás del Coche. “Cuando cogimos el Perro estaba trabajando en lo que yo ya conocía. Trajimos bandas de Inglaterra y djs porque tengo muchos contactos”. Incluyendo lo que pasa por Madrid ha dado forma a la esencia de la sala. “Con gente de la escena independiente y alternativa de Madrid hemos ido creando el ambiente de la sala. Enfocamos la música en su variante más alternativa con bandas de todos los países, como Australia o Israel. Programamos toda clase de estilos, desde el blues, al reggae, rock, pop, techno, electrónica, punk, música de todas las épocas”.
Mantener una sala requiere de un equipo y Jamie lo tiene muy presente. “Somos como una familia. La mayoría de los que trabajan aquí llevan más de 10 años y algunos 15. Son más que empleados. Desde la puerta hasta el final queremos dar un trato familiar tanto a las bandas y artistas que pasan como al público que asiste. Si estamos trabajando en esto lo tenemos que hacer con una sonrisa”.
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