Un culo inquieto es la persona que no para. La que cubre casi todo el tiempo disponible en realizar actividades sean de trabajo o simplemente sus aficiones. Marta Balbás es el ejemplo de ello. Confiesa que está poco en casa y que compatibilizar todos los fregaos en los que se ha embarcado es complicado a veces.
Lleva desde el año 2007 trabajando en el Beer Station. “Tenía 23 años entonces, muy chiquitita. Estaba estudiando y vivía con mis abuelos. Empecé en el Beer como un trabajo para ganarme un dinerillo y poder pagarme los estudios. Hice arquitectura de interiores y estuve trabajando en un estudio a la vez que en la sala. Cuando cerró el estudio pedí un aumento de horas en Beer Station”.
Tantos años en esa casa y ejerciendo de la primera cara que ves al entrar a la sala la han arrastrado a crear lazos estrechos con los artistas que actúan en la sala. “Ignatuis Farray ya es cómico y persona para mí. Con él tengo una relación especial porque soy capaz de ir al Beer cuando actúa solo para hacer la taquilla, acomodar a la gente y que me vea al principio del espectáculo. Tiene sus pequeñas manías y le tranquiliza que esté yo ahí. A veces voy para que simplemente me vea y si me tengo que ir le aviso, oye Nacho que me tengo que ir al hospital. ¡Cómo somos las personas y los artistas!”.
Como no para quieta un día conoció la que sería una de sus grandes aficiones. “Fui a la sala Caracol con unas amigas a un concierto. Era un festival de swing llamado Lindy Exchange. Allí descubrí una de mis mayores aficiones. Vi que el jazz se podía bailar y flipé. Así que lo uní a otra de mis pasiones que es viajar. He conocido gente maravillosa. La cultura swing en Europa es bestial aunque no me he movido tanto como me gustaría por el tema del trabajo”.
Con unas ganas infinitas y un esfuerzo ímprobo Marta se embarcó en otros estudios. “Cuando fallecieron mis abuelos, los cuidé unos cuantos años, decidí estudiar enfermería. Cuando me puse a estudiar por segunda vez llevaba ya 9 años en el Beer Station. Acabé el pasado año en plena pandemia”.
Volviendo a ser pluriempleada, ejerce de enfermera en turno de noche, sus funciones en la sala han variado con los años. “He sido camarera, encargada, menos pagar nóminas y gastos he hecho de todo. Ahora me encargo de programar más o menos. Jorge, el dueño, siempre ha confiado mucho en mí y me ha dado muchísima presencia. Nos hemos entendido muy bien por lo que estoy muy agradecida”.
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