Hay una señal en la vida que marca para siempre. Ese flash lo tuvo Sandra Roncal escuchando su walkman. “Desde que era pequeña tengo recuerdos relacionados con la música: discos, canciones, conciertos, cintas de casete grabadas, el primer walkman (y el segundo, el tercero…), aunque no fue hasta que llegué a la universidad cuando se convirtió en una especie de obsesión, algo entorno a lo que ha girado gran parte de mi vida desde entonces. Y todo empezó con una cinta de Los Planetas que me explotó la cabeza y tuve dando vueltas en el walkman sin cesar durante semanas (o puede que meses)”.
Tenía su vida encaminada estudiando una de las carreras más laboriosas, arquitectura en Pamplona, pero el destino es inevitable. “Soy arquitecta, pero aunque la arquitectura me gusta muchísimo y nunca la he abandonado,mi mayor pasión es la música. En 2006, cuando terminé la carrera, me vine a vivir a Madrid, y casualmente el Fotomatón, que había abierto pocos meses antes, fue uno de los primeros sitios de los que fui clienta habitual,aunque después estuve bastante tiempo sin ir.”
El flechazo ya se había producido y Sandra Roncal estaba ya captada por Fotomatón. “Tras unos años en Madrid volví a Pamplona una temporada. Pero en 2015 regresé a Madrid y, casualidades de la vida, volví a caer por el Fotomatón. También por aquella época empecé a pinchar bajo el nombre de Jeiter dj. El por aquel entonces dueño del Fotomatón empezó a proponerme que organizara algún concierto, y al final, en 2017, me convenció para que le tomara el relevo al frente de la sala”.
Una oportunidad en la que no escatimó sacrificios por un sueño. “Cuando empecé, no tenía ni idea de lo que suponía llevar una sala de conciertos, pero en aquel momento tenía un trabajo con un horario más o menos flexible y decidí intentarlo, porque era una oportunidad de hacer algo relacionado con lo que más me gustaba del mundo. Y a pesar de que no ha sido un camino de rosas, no me arrepiento. Poder organizar conciertos de grupos que te gustan, dar la primera oportunidad a grupos que empiezan y en los que ves potencial, tener tocando, de público o pinchando a algunos de tus ídolos musicales, o incluso haberme subido yo a actuar, son cosas que me hacen muy feliz. Además, gracias al Fotomatón me he ganado el título de “la capo del pop”, je,je”.
Un título reconocido por su firme criterio musical. “Dicen que no soporto el mal llamado «indie» y sólo me gustan los primeros discos y maquetas de los grupos raros”.
Ser de la aristocracia no le ha eximido de pisar el suelo para realizar las labores que haga falta en Fotomatón. “Es una sala pequeña, y hago prácticamente de todo. Soy gerente, programadora, dj, camarera, hago pedidos, limpio, diseño los carteles… vamos, ¡menos técnico de sonido, de todo! Aunque este último año, debido al cierre por el covid y las posteriores restricciones, he tenido que buscar un trabajo de arquitecta a jornada completa para poder tener ingresos y sufragar los gastos, y ya no puedo estar todos los días tras la barra”.
Tanta dedicación y labores hacen a una persona algo precavida. “Otra vez, en un concierto (no me acuerdo de quién), se acerca a la barra alguien del público que era clavadito a Nacho Vegas (de quien también soy muy fan). Yo le sirvo la cerveza, me quedo mirándole como una tonta sin atreverme a decirle nada (porque esas cosas me dan vergüenza), y cuando se va me acerco a la compañera que estaba en la taquilla:
– Oye, ese tío es Nacho Vegas, verdad?
– No, qué dices!! Nacho Vegas es más alto. Seguro que no es él.
Al acabar el concierto se va. Y al poco rato vuelve mi compañera:
– Tiaaaaa! Que sí que era Nacho Vegas. Acabo de darme cuenta de que estaba en la lista de invitados, pero como no ha dicho nada en la puerta, le he cobrado la entrada como al resto”. Un gran detalle del enorme músico.
El Fotomatón se ha convertido en hogar para sus integrantes. “Siempre hay muy buen ambiente. Tanto los grupos como el público se sienten como en casa, y hemos creado una gran familia. Todos los que trabajamos allí sentimos gran pasión por la música, nos llevamos muy bien y nos lo pasamos genial. Supongo que eso se nota y se transmite”.
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