Aún no sabemos si hemos entrado en la llamada nueva normalidad porque parece que no hemos salido del estado de excepción, permítanos la expresión, en el que seguimos inmersos por el maldito virus. Pero la vida continua y, sin música en directo, es desde luego mucho más difícil de entender para muchos de nosotros.
Estos meses hemos sido testigos de las pocas salas de conciertos, que debido a las normativas restrictivas principalmente, han abierto sus puertas con una tímida programación. Eso sí, las salas arriesgadas que han podido, están intentándolo contra viento y marea. Están peleando para que los pocos y privilegiados asistentes de hoy a los conciertos puedan disfrutarlos de la manera más segura para todos.
A día de hoy de las 52 salas que pertenecen a esta asociación solo Rockville, Maravillas, La Riviera, Vesta y Moby Dick siguen ofreciendo conciertos en directo y Microteatro por Dinero una muestra de su programación cultural. Otras han programado también en este tiempo pero aún se debaten entre abrir de nuevo para, a lo mejor, tener que volver a cerrar. Por ejemplo Gruta 77, que por desgracia ha tenido que celebrar sus 20 años de vida, dos décadas de existencia, con las persianas bajadas.
Todos estamos realizando un esfuerzo ímprobo y cuidando que los espacios estén listos y preparados para ofrecer cultura segura. Al menos metro y medio de distancia entre asientos preasignados, para delimitar la separación entre asistentes y para tener reglamentado el aforo actual, que como los que habéis ido a directos habréis notado están muy reducidos, de hasta el 50% menos. Se evitan colas y aglomeraciones para no crear situaciones de riesgo, se toma los datos de los asistentes para facilitar la trazabilidad en caso de brotes y por su puesto uso obligatorio de mascarilla…
Cumplir estas y otras medidas, como facilitar geles hidroalcohólicos para el público así como desinfectar barras, asientos, baños además de todo el local como indica la norma, supone una responsabilidad que ha sido asumida en toda su dimensión.
Salas seguras tanto para trabajadores como para el público y los músicos.
Las que tienen previsto abrir están plenamente concienciadas para tener a punto y con todas las acciones sanitarias necesarias en sus salas.
Todos ellos están dando sobrado ejemplo de que se puede. De que los conciertos en nuestras salas cumplen con los protocolos sanitarios, que no hay certificada de momento ninguna expansión de la enfermedad por asistir a un concierto en directo en nuestro país.
Las sensaciones que tienen los músicos cuando pisan los escenarios tras estar muchos de ellos largos meses en el dique seco son difíciles describir. El calor, ahora más lejano, de los asistentes permite por lo menos encender una pequeña llama en este tiempo de oscuridad. Es momento de que esa pequeña luminaria se pueda ir poco a poco y con todas las precauciones haciéndose más grande hasta que nuestro mundo se vuelva a iluminar plenamente.
Es una senda difícil en el que ya se han quedado algunos compañeros por el camino como Casa Patas y Marula Café. Dos emblemáticos locales que por desgracia no volveremos a disfrutar. Hay muchos otros que están luchando para salir adelante sin poner en riesgo a nadie.
Es el momento de apoyar, siempre con responsabilidad, a la música en directo asistiendo a los conciertos seguros en las salas. Deseamos que en el mes de octubre vayamos recuperando más actividad, reencontrando a nuestro público, a nuestros artistas y a nuestras salas.
LA MUSICA EN DIRECTO ES SEGURA
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