CORDOVAS

El quinteto de Nashville, que tiene como base de operaciones compositiva la localidad mexicana de Todos Santos, en Baja California, recupera la artesanía de la canción country-folk de los setenta y la arquitectura melódica como seña de identidad. El último disco de Cordovas, ‘Destiny Hotel’, es un trabajo de poesía salvaje, asentada en una gloriosa colisión de folk, country y groove rocanrolero. Una auténtica cima creativa para la banda asentada en Tennessee, formada por el vocalista y multi-instrumentista Joe Firstman, el teclista Sevans Henderson, el guitarrista y vocalist a Lucca Soria y el versátil Toby Weaver. El disco captura la liberadora energía de sus actuaciones en directo mejor que nunca, a la vez que su nivel de composición alcanza un nuevo nivel de sofisticación. El resultado es un puñado de canciones profundamente intensas, trascendentes, emocionantes y luminosas.

El disco irradia una absoluta euforia, demostrando la unión y el hermanamiento del grupo. La misma que les lleva a pasar gran parte de su tiempo cuando no están de gira ensayando y practicando en el granero de la granja comunal que comparten a las afueras de Nashville, donde dar rienda suelta a esas armonías triples enraizadas en el twang del country cósmico, como una versión atemporal del sonido que dibujaran Grateful Dead o los Allman Brothers en las fronteras musicales entre el rock, el country y el folk amplificado. Hay boogie-woogie heredado de The Band, armonías superpuestas sobre fondos de pedal Steel y notas de blues, pianos de cantina y aires de western. Todo el amplio horizonte de la tradición americana de hacer canciones condensado en una banda única. Música americana fronteriza pero sin fronteras.