Nacida y criada en Brooklyn, Bette Smith reconectó con sus raíces musicales en Memphis y Mississippi. Grabar allí su primer disco la llevó de vuelta al gospel que cantaba en la iglesia y al soul que escuchaba en su barrio los calurosos veranos neoyorkinos, cuando Brooklyn era un lugar peligroso y lleno de bandas callejeras, intimidatorio para una niña en pleno crecimiento. Con ‘Jettlager’ Bette cumple además una promesa que hizo a su hermano Junior en su lecho de muerte, afectado por un fallo renal; que no se rendiría en su carrera como cantante. “Es todo por él”, afirma. Puro soul.