Ya habías publicado un trabajo conceptualmente similar en 2003, también con Randy Greer. ¿Qué os ha llevado a repetir sociedad?
Sobre el año 2000, empezamos incluyendo canciones de Navidad en los conciertos que dimos durante las fechas navideñas. Fuimos metiendo algunos temas más y años después grabamos ese disco (Christmas Swings In Barcelona, 2003). Tuvo muy buena acogida y cada año venimos haciendo conciertos de Navidad en estas fechas. Este primer disco eran versiones de villancicos conocidos internacionalmente tocados en clave de jazz. Hemos ido renovando el repertorio de estos conciertos de Navidad y el año pasado decidimos editar este nuevo disco (Around Christmas Tree, 2020), en el que incluimos temas originales. La mitad del disco son temas propios y la otra mitad versiones. Como Randy [Greer] y yo somos muy fans de Nat King Cole, también queríamos hacerle un pequeño homenaje. Por eso en el disco hay dos settings diferentes: formación trío con batería y contrabajo, mi formación habitual, y otra, más Nat King Cole, con guitarra y contrabajo.
Están siendo años especialmente prolíficos en tu trayectoria. Entre 2020 y 2021 has publicado tres discos.
Si, en 2020 publicamos el disco de Navidad con Randy [Greer] y ahora recientemente acabo de publicar uno de dúos, Intimate Conversations, con tres dúos distintos: uno con Andrea Motis, otro con Antonio Serrano y el tercero con Scott Hamilton. El título ya recoge el clima del álbum. Un dúo siempre es un diálogo, permite mucho el intercambio. Es muy importante escuchar. Y el año pasado también publicamos el disco en directo en Barcelona (The Real Blue) con Pureum Jin, una gran saxofonista coreana que conocí cuando estuve en Seul. La invitamos a tocar a Barcelona y grabamos este disco.
¿Qué va a encontrar el público en el concierto del día 23 en la Sala Clamores?
Estaremos con mi trío habitual: Horacio Fumero al contrabajo y Esteve Pi a la batería. Y a la voz Randy Greer, que nos recuerda tanto a Nat King Cole, pero también tiene otros registros más cercanos a Ray Charles, Stevie Wonder a veces. Una verdadera voz de jazz, muy auténtica y muy redonda. Lo que canta lo convierte en jazz inmediatamente y es un animal en el escenario. Mezclaremos villancicos internacionales en clave de jazz, temas propios navideños, algo de Charles Brown y su toque blues, Ray Charles, y habrá hueco para alguno de los hits más clásicos, para contentar a todo el mundo.
Has tocado en escenarios de todo el mundo, pero ¿qué te despierta personalmente tocar en Madrid?
A Madrid le tengo mucho cariño. Solía venir una o dos veces al año al Café Central y también a algunos teatros. El público de Madrid siempre nos ha acogido muy bien, nos sentimos muy a gusto tocando aquí. Hace poco estuve también en el Centro Centro en el Festival de Jazz de Madrid.
El jazz es una música tradicionalmente de los clubes, cafés y salas ¿crees que las salas tienen la consideración que merecen?
Se acostumbra a no reconocer a los clubes de jazz como los programadores de cultura que son. A veces se les mete en el cajón de las discotecas o los bares. El jazz siempre ha estado ligado a los clubes y salas pequeñas. A mi me gusta mucho tocar en los teatros, pero siempre nos hemos preocupado de seguir tocando en clubes. Como músicos de jazz, necesitamos el ambiente y la proximidad con el público de las salas.
Y el jazz, ¿te gusta la posición que ocupa actualmente en nuestra cultura y nuestra sociedad?
El jazz nunca ha sido mayoritario. Quizá lo fue en los años 30. Ha tenido épocas de estar más en boga, pero nunca ha sido la música de moda. Pero sigue estando ahí, sigue estando vivo con el público y con los músicos. Cada vez hay más músicos de jazz. Quizá nos falten escenarios donde tocar, muchas salas han cerrado a raíz de la pandemia, e incluso antes las salas de jazz ya tenían problemas. Es difícil mantener una programación estable hoy en día. Hay muchas cosas que mejorar, pero la salud del jazz no es mala. Desde la parte artística hay muy buena salud, hay muchos músicos con buen nivel, buen dominio del lenguaje y del instrumento, y ganas de hacer cosas nuevas. Está creciendo el número de músicos así que terminará generándose un público. Hace falta que se reconozca el jazz como parte de nuestra cultura y se defienda y promueva como merece.
¿Consideras que el jazz es la música clásica de nuestro tiempo?
Si me atrevería a decir que el jazz es la mayor aportación que ha habido a la música del siglo XX. No solo se mantiene vivo, sino que hay muchos estilos que han bebido del jazz, incluso la música clásica, las bandas sonoras o el pop han recurrido al lenguaje del jazz. A veces oigo que las fusiones vienen a sustituir a su origen, pero no, el jazz se ha enriquecido con la fusión, de él han salido cosas nuevas, pero el jazz como expresión musical y estilo seguirá desarrollándose en su propio camino.
Llevas el swing como estandarte, uno de los estilos más primigenios del jazz, pero ¿eres partidario de mantener la pureza de los géneros o te parecen interesantes las fusiones? En nuestro país se dan bastante con el rock, el flamenco y el hip hop.
Aquí en España, la fusión de flamenco y jazz está dando muy buenos frutos. Eso no se contradice con que siga habiendo flamenco puro y jazz puro siguiendo las tradiciones de cada estilo. Esa influencia ha enriquecido a ambas músicas. Por ejemplo, un guitarrista flamenco hoy en día no usa las mismas armonías que un guitarrista flamenco de los años 30, cambió con Paco De Lucía. Me gustan las fusiones en las que ambos lenguajes están bien representados.
¿Crees que la invidencia ha aportado algo positivo a tu desarrollo auditivo y musical?
De por sí, la ceguera no te hace mejor músico. Ha habido muy buenos músicos ciegos, pero si ves la tasa de músicos ciegos respecto al total de ciegos del país, no hay una correspondencia. La dificultad que tenemos nosotros para leer una partitura nos ha acercado más al jazz que a otras músicas. Me encuentro más a gusto tocando jazz que teniendo que memorizar las partituras de música clásica.
Tu formación académica musical es clásica, ¿qué te hizo desviarse del repertorio clásico para optar por centrarte en el jazz?
Cuando empecé a tocar con 12 años ya empecé a improvisar. Eran como dos mundos; en esos años iba al conservatorio, pero también era autodidacta, cogía discos y los tocaba de oído. Esto último acabó cristalizándose en el jazz.
En la música qué es más importante, ¿ser virtuoso o tener impronta propia?
Tener una impronta propia. Es más difícil tener un sello personal que ser un virtuoso. El virtuosismo, el dominio técnico del instrumento, puede estar al servicio de lo que tú tienes en la cabeza. Al final el virtuosismo significa dominar la técnica de lo que quieres hacer. Si quieres hacer cuatro notas porque ese es tu sello y tu lenguaje, y las haces muy bien, eso es virtuosismo. Nadie le pide a Thelonious Monk que toque como Chopin o como Count Basie. Lo más valioso es tener un lenguaje propio, lo que solo es capaz de hacer uno mismo. En el momento que empiezas a ponerte en la piel de los músicos que te influencian a la hora de tocar, acabas metiendo en tu coctelera propia una serie de ingredientes que solo tienes que agitar, y es tu cóctel personal. Y el recipiente, que eres tú mismo, es lo que termina dándole gusto y forma al cóctel.