Lo más importante para todo artista es tener a un público que lo escuche, y si encima aprecia su arte ya es el nova más. Natalia Rico es esa persona fundamental que se mueve entre embajadas, hoteles, empresas turísticas, punto de venta de entradas, mails, teléfono o redes sociales para atraer al público, fundamental para que empiece el espectáculo, al tablao flamenco Cardamomo.
Ha tratado y atiende a gente de todas partes del mundo y cada uno con sus tópicos. “Me empecé a poner flores enormes en la cabeza estilo flamenca pero muy exagerado. Parecía más Frida Kahlo que flamenca. Uno de los días había muchos japoneses y chinos en el tablao. Entonces todos empezaron a pedirme hacerme fotos con ellos como si fuera yo la imagen del flamenco en España. Me resultó muy gracioso porque me convertí en un reclamo como la vaca del Ale Hop”.
Y es que el trabajo te puede dar papeles que no esperabas, pero sin descuidar los que tienes. Sus funciones en el tablao son muchas. “Llevo la parte de publicidad, notas de prensa, me encargo de mantener al día toda la hotelería, embajadas, de las novedades del tablao. Me encargo de gestionar los grupos de público desde distintos agentes o empresas. Atiendo el teléfono, las reservas y el chat de la empresa por si los clientes tienen una duda normalmente les llamo y les asesoro”.
Natalia sigue batiéndose el cobre para que una parte esencial de la cultura de Madrid siga en pie. “También me encargo de organizar eventos. Desde solidarios a citas como las Becas Cardamomo, que trabajo con todos mis compañeros. Este año he organizado el evento del día de la mujer con tres asociaciones, Turismo Solidario 2020, La Asociación Romaní y La Casa de la Paz. Estaba dedicado a la visibilización de la mujer gitana. Aparte del espectáculo se ponía en valor la labor de estas asociaciones que en estos tiempos de pandemia han ayudado a muchas familias, sobre todo del flamenco, que se han quedado en un estado total de desamparo”.
Como humana que es también tiene sus gustos y aficiones. “La música , la cultura, la escritura y la fotografía. Son unas cuantas y las toco todas ellas con mucho cariño, la verdad”
La música en realidad es algo más que una afición. “Verdaderamente me encanta mi trabajo. Porque amo la música, estudié Magisterio Musical y amo el flamenco. El cuadro de artistas es maravilloso como profesionales y como personas. Yo personalmente me siento como en casa… También tengo suerte porque cualquier idea que se te ocurra es bien recibida tanto por Ivana Portolés, la dueña, como por Lucas Portolés que es el director”.
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