Cuando el rock & roll habita en tu casa no hay más que una salida, unirse. Paula Canedo ha afrontado de cara el reto de formarse como educadora social con el módulo de grado superior en integración social y mantenerse a base de trabajo en salas de conciertos.
Desde los 17 años lleva vinculada al mundo musical. Cuando llegó a Madrid, en el año 91, pasó por Madrid Rock y significó una puerta directa al mundo profesional de la música. “Allí conocí al que todavía es mi pareja que es el dueño del Café La Palma”.
Pero no se crean que fue allí donde empezó en el mundo de las salas. “Después de mi época de vendedora de música me pasé al mundo de las salas. Empecé a trabajar en Siroco por casualidades… Hubo un momento en el que compartimos piso el programador de Siroco, Alfonso, mi pareja Germán y yo. La verdad que hacíamos un tándem musical bastante divertido en cuanto a intercambios y sinergias”.
La experiencia adquirida en Siroco, llegó a ser encargada, no pasó desapercibida en casa y pese a una inicial reticencia la realidad nos pone a cada uno en nuestro sitio. “Con Germán nos planteamos que quizá trabajar juntos en Café la Palma no era buena idea pero había que probarlo. Llevo 22 años ahí metida así que no se nos da tan mal…no es fácil compaginar la pareja y el trabajo pero ¡lo hemos logrado!”
Café La Palma es ahora el centro familiar. Ahí ha ejercido todas las funciones imaginables hasta que la noche cansa y decidió cargar sobre los hombros las ingratas labores imprescindibles de la gestión administrativa, la responsabilidad de ser la encargada de día que también tiene que lidiar con los albaranes de pedidos y listas de reposiciones.
El mundo musical que no le ha apartado del compromiso con su formación como educadora social. “No representa mi principal fuente de ingresos pero sí una forma de participar en la ciudad en la que vivo y de hacer cosas por la sociedad que me rodea”.