Formación, vivir la vida real, ver las carencias y ser idealista marcan el camino que Velén Granados se ha trazado. Esta cordobesa es una mujer luchadora y trabajadora. Como ella misma relató en una entrevista para el diario Público se ha esforzado duro encadenando trabajos precarios en su ciudad natal sin rendirse a cumplir sus sueños.
Con toda su voluntad, fortaleza, idealismo e ilusión se vino a Madrid a desarrollar su camino. Ha compaginado su formación como actriz, su experiencia organizando eventos y su idealismo para crear Ellas Son Arte. “Nuestro proyecto surgió de la necesidad de apoyar a la mujer artista. Comenzamos mi compañera Verónica y yo a programar pequeños festivales en la sala Fulanita de Tal. Más tarde nos quedamos trabajando en en la sala como programadoras además de lanzar nuestra propuesta femenina a otros espacios culturales ¡Ya llevamos siete años!. Siempre intentamos promover además de la música femenina otras disciplinas artísticas”.
Programar en Fulanita de Tal ha sido el complemento perfecto para dar rienda suelta a su proyecto de vida. “Algo que nos ha hecho muy feliz también a lo largo de este tiempo es poder darle la oportunidad de expresarse y de compartir su talento a artistas emergentes. Aunque también hemos tenido en la sala a artistas consagradas como Rozalén, que fue un gustazo enorme”.
Velén es generosa porque siempre se alegra de poder haber ayudado, aunque sea un poco, a las nuevas artistas que destacan. “Es increíble que después de tantos años me siga emocionando y sorprendiendo como el primer día con su música, su gracia, su arte y sensibilidad. Es muy gratificante verlas avanzar en la industria musical porque hay artistas a las que programamos su primer concierto y ahora están con discográficas conocidas y de gira”.
Ser programadora y actriz puede dar lugar a confusiones. En Fulanita de Tal ha pasado, las transformaciones despistan al personal. “Una vez me auto-programé un monólogo cómico. Una de las camareras de la sala, al verme completamente transformada en mi personaje, tardó en reconocerme. No sabía quién era. Y es que entré como Velén y salí como La Chary.”
Con esta pandemia las cosas se han puesto complicadas pero Velén saca algo positivo pese a las dificultades. “Ser programadora es un trabajo muy duro, que requiere de mucha energía y resistencia psicológica y física (porque dormimos poco), y más en este último año. Hemos tenido que reinventarnos, buscar mil soluciones y casi todo lo que hemos programado se ha ido aplazando o cancelando. Lidiamos con la incertidumbre, la desilusión tanto nuestra como de las artistas… Pero bueno, poco a poco vamos remontando con esa energía tan bonita que tiene el arte y volveremos a volar en ese escenario tan acogedor, que tan buenos momentos nos ha regalado”.
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