Ana Clark consigue que Rockville sea tu casa
Crecer en todos los sentidos a base de trabajo. Con esa premisa y desde muy joven Ana Clark se ha esforzado por encontrar su lugar. “Desde los 16 años trabajo de cara al público. Empecé a dedicarme a la hostelería hace 6 años”.
Con las ideas claras empezó a trabajar en una cervecería, que luego sería incorporada a un gran grupo hostelero, donde adquirió experiencia y responsabilidad. “Allí fuí encargada pasado un año y después decidí estudiar gestión de empresas de hostelería ya que descubrí que era lo que me gustaba hacer”.
Pero las inquietudes, la experiencia, el trabajo y el olfato te llevan al lugar que anhelas. Ana lo vió rápido y recaló en una nueva apuesta, Rockville. “Pasados cinco años y dada mi experiencia pensé que podía sacar partido a todo lo aprendido en un “lugar más amable”. Postulé para la nueva apertura de Rockville y aquí estoy”.
Servir bebidas detrás de una barra es a veces un oficio surrealista y no es un tópico. “Una vez llegó un hombre y al entrar se bajó la mascarilla (inconscientemente). Al llamarle la atención le entraron tantos nervios que se la puso en los ojos. ¡No podía atenderle porque me partía de risa! Él solo pedía disculpas”.
Estas cosas le suceden a cualquiera y dan salero a un lugar familiar. “Pese a las adversidades seguimos en pie y será un referente de las salas de Madrid, estoy segura. Intentamos hacer que cada cliente se sienta como en casa ya que nosotros somos una familia”.
Así que todo queda en casa. “Creo que la música cura el alma y Rockville es el mejor sitio para disfrutar de ella, por lo menos para mí”.