El arte siempre involucra un montón de disciplinas que se conectan y enlazan en un todo. Poder compaginar la investigación con la pasión y hacerlo un trabajo es un regalo que no todo el mundo tiene.
Elena Rosillo reúne todo eso. Es la programadora de la sala Vesta pero su carrera es muy prolífica. Doctora en comunicación realizó su tesis sobre “la contracultura durante el franquismo y su relación con la música”, por lo que diseñar y programar el cartel de cada mes le va como anillo al dedo.
“El trabajo de programación a veces parece que es solo estar delante del ordenador rellenando hojas de excel con el calendario delante. También consiste en ir a las salas, conocer a gente nueva… estar atenta a las redes porque Madrid está en constante ebullición.” “Es más, en cualquier momento, te estás echando la siesta y te puede llamar el manager de Isma Romero interesado en tocar en la sala este mismo verano y lo hicimos”.
“Nuestro perfil en Vesta, por así decirlo, respeta lo que fue antes el local, El Bogui Jazz, manteniendo esa esencia y ese circuito con unos días al mes en la programación. La raíz de la filosofía de la sala también tiene mucho que ver con Fulanita de Tal, ya que comparten la dirección. Intentamos hacer prevalecer el papel de la mujer en la música y en el arte. Tratamos de que nuestra programación sea mayoritariamente femenina. El equipo de la sala de hecho lo forman todo mujeres menos el técnico de sonido, Deme, que ya estaba en Bogui.”
“La Vesta era la diosa que mantenía vivo el fuego de la ciudad. De hecho las vírgenes vestales lo que hacían era mantener vivo el fuego vestal para mantener viva la ciudad”.
“En el espíritu de Vesta tienen cabida artistas nuevos y consagrados, música y artes escénicas, jazz y otros estilos teniendo muy en cuenta a los valores que se están creando en Madrid. Por todo ello creemos que las salas de conciertos son esos pequeños lugares que mantienen viva la cultura , esa llama que mantienen viva la ciudad y por eso el nombre es muy simbólico”.
