Si hay un cargo que tiene que tener una vista como los búhos y las lechuzas ese debe ser el jefe de sala. Es la persona que se encarga que todo el equipo de trabajo esté atendiendo a sus funciones y que el cliente reciba el servicio que se merece, además de hacer cuentas, los albaranes de pedidos…
Pero tener ojos hasta en los momentos en los que el mundo alrededor está perdiendo la vista puede tener puntos ciegos. “Un día, cuando cerrábamos a las 3:00, estábamos tomando algo en la discoteca de unos amigos. De repente suena la alarma del local y nos avisa el móvil. Salimos deprisa para allá porque pensábamos que nos estaban robando. Cuando llegamos y abrimos nos encontramos con la situación. Estaba dentro. Era una pobre chica que se había quedado dormida en el baño”.
Fabián Novoa, encargado de Hangar 48, es de los que creen que para tener la responsabilidad y desarrollar bien su trabajo hay que aprender desde abajo. “Mi abuelo tenía en Vigo un bar típico gallego con vino…. Puse mi primera copa con 5 años cogido en volandas por mi abuelo porque no llegaba a la barra”.
“Soy de esas rara avis que se dedican a la hostelería por vocación”. Si hay algo que destaca es que para tener éxito hay que contar con un buen equipo de trabajo, y las personas son las que lo conforman.
Se ha formado para ir desarrollando funciones y trabajos especializados en el sector. Ha aprendido coctelería y sabe bien que las proporciones son uno de los secretos de la buena combinación.
En una sala con música en directo “el trabajo se hace a veces más ameno porque un buen concierto alegra a cualquiera”. Todo ello sin perder de vista el funcionamiento del local.
“Cuando uno es observador y se fija en la naturaleza humana con dos copas ves que nos comportamos igual. Estamos sociabilizando, de ligoteo, te sorprendes con gente que creías que estaba endiosada y no lo es…”