EL PLAY LIST DE DIEGO VASALLO

Diego Vasallo, mitad de Duncan Dhu, publica este mes de octubre el álbum "Baladas para un autorretrato”, una maravilla intimista con aromas a Tom Waits, los discos de Elvis en Sun Records y las producciones de T. Bone Burnet. De sonido arenoso y poéticas letras que se asoman hacia esos territorios a veces sepultados por la niebla de la memoria que son los recuerdos, la conciencia, lo que nos partió el corazón… Tras seis años de silencio vuelve este creador a dejar su huella discográfica en un álbum personal en el que ha contado con la colaboración de César Pop y Quique González. Pero, para saber de qué material están hechas sus canciones, nada mejor que saber qué lleva en su reproductor de audio; una selección de auténtico lujo.

Maravillosa canción del gran Burt Bacharach en la también inolvidable película “Dos hombres y un destino”. La magia del country melódico de los sesenta. Bella melodía y encanto a raudales.

Siempre me emocionará esta canción de la mejor intérprete de la Europa del siglo XX. Nunca una voz ha transmitido tanta verdad, dolor y belleza.

Absoluta obra maestra de un Marvin Gaye en estado de gracia. Nuevos tiempos para la mu´sica soul: compromiso social y sensualidad a flor de piel… Una mezcla explosiva.

Enorme canción de Jose Alfredo Jiménez en la maravillosa y exótica voz de Eydie Gorme. Hoy sería políticamente incorrecta, impensable del todo. Reflejo de la vida primitiva y salvaje del México de aquellos tiempos, teñida de una tristeza y un lirismo impagables.

Preciosa canción de Gordon Lightfoot, que, en la voz de Elvis, se hace memorable. Melancolía country para paisajes desolados y almas rotas. Canción de carretera para horizontes infinitos.

La voz arenosa de Marlene Dietrich casi se puede tocar en esta bellísima canción. Impresionante sonido de una época. Magia en los surcos.

Canción de 1959 escrita por Phil Phillips y George Khoury. En la versión de Tom Waits el tema se oscurece en un ritmo como de soul pantanoso. Grandísima interpretación de Waits retorciendo el fraseo y arrastrando la melodía por el polvo. Unos coros etéreos -sospecho que es él mismo- contrastan con el grano de la voz de nuestro hombre.

Increíble interpretación de una melodía para la posteridad. ¿Qué se puede decir de algo como esta canción? Sobran las palabras cuando hay emoción pura. Quien no llore en esta película con esta canción, no tiene corazón.

Una preciosa canción que, con permiso del gran Kris Kristofferson, en la voz de un viejo y enfermo Johnny Cash, cobra una profundidad que atraviesa el alma. La melancolía que sale de cada sílaba sirve para envolver el mundo.

Dejo para el final quizá la mejor canción de la historia. Audrey Hepburn es la demostración de cómo una pequeña voz puede inundar el desierto. Esa escena en las escaleras es más grande que nada conocido. Siempre quise tocar la guitarra como ella