El Gran Wyoming es rockero por un rollo visceral –de corazón- y por otro generacional. Lo suyo son los 60 y los 70: “Para mí esos de los 80 que llevaban una cinta en el pelo jodieron toda la música. Por alguna razón la gente entró en el “universo horterada” como si fuese lo más. Todavía me estoy duchando y oigo “¡Grupazo no-se-qué!” y te ponen una horterada con el teclado sonando chicharra.”
Por eso Wyoming y los Insolventes tienen ya un local con el que identificarse: el ThunderCat.
Woyming lo define como “Local de gran ambiente, lo que más me gusta es que, fundamentalmente, es un garito de mi rollo. Estos chicos tienen la inteligencia de que, teniendo 30 años menos que cuando aquella historia, pues han puesto este sitio que ya ves de qué va: mundo Rolling, mundo Hendrix, la música que a mí me mola y se
agradece el que no pinchen aquí cualquier cosa.”
Amigo de los dueños desde que juntos coincidieran en un local cercano, celebra con sus Insolventes el primer aniversario de este templo del rock de siempre estratégicamente colocado a la mitad de la calle Campoamor, junto a Alonso Martínez. Wyoming toca con los Insolventes, que son realmente el trío Última
Experiencia: “el batería Luis y el guitarra Miguel montaron una jam aquí los jueves, que es algo que ahora se lleva mucho. Empezamos a venir las noches que teníamos ganas de marcha y, como ya sabes, yo tengo mucha afición y de vez en cuando me subía a hacer un temilla. Luego me quedaba más rato.” Lo de Wyoming y su grupo fue un flechazo en toda regla: “Yo les conocí cuando tenían más o menos 24 años, tocando en un garito. Yo me quedé “¡Hostias!”. Eran temas propios, pero rollo Clapton, Led Zeppelin… Cosas así. Me acerqué y les dije: ‘Pero, chavales, ¡si esto es de mi quinta!’ y ellos me dijeron ‘Si, si es que nosotros morimos aquí con esto’. Me subí a tocar un tema con ellos y nos hicimos amiguetes y nos tomamos unas cervezas y tal. Otro día me fui y tocamos cuatro o cinco canciones. Ya nos propusieron tocar un repertorio y llevamos cuatro años. Nuestra última adquisición es otra leyenda, el teclista Manolo Villalta, que es amigo del barrio cuando éramos pequeños.”
Con su lucidez habitual, Chechu llama la atención sobre el peculiar momento que viven los músicos: “Como me dijo un día Morente: ‘Un día vi a un músico en la calle con otro que tampoco tenía dinero’. Asi que lo primero es que se volviera a considerar al músico una profesión. Lo ha sido toda la vida, pero yo no sé por qué coño no es así ahora. Porque ahora con lo de Internet te dicen:”no, lo que da dinero es el directo.” ¡Pero si el directo no lo pagan! Cuando estaba con Paracelso, entonces no nos conocía nadie, ni teníamos disco, ni nada, pero no parábamos de currar y, no solo eso, es que a cambio nos daban pasta”.
Pero Wyoming es, ¡Aleluya!, optimista: “Yo creo que esto son ciclos y estamos viviendo el peor de los ciclos y supongo que a partir de ahora tendremos que progresar, porque no podemos ir más de culo. Están cambiando muchas cosas y creo que nos viene una época fascinante si somos capaces de ponernos las pilas. Yo creo que todo volverá a su ser, porque vemos que la gente sí que disfruta de la música en vivo. Eso tendrá que tener algún cambio en algún momento.” De momento, el presentador de El Intermedio confiesa: “Por lo menos lo pasamos bien cuando tocamos.”
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